jueves, 31 de diciembre de 2009

Las vueltas

Cómo las presencias no se iban (y me lo habían advertido con una anterioridad imperdonable), me senté en la silla, a la mesa. En la mente se me representaron los pasos a seguir y pensé que la ejecución sería una redundancia. Me incorporé con velocidad cuando caí en la cuenta del error. Preparé la taza. Al café no lo preparé, a la leche tampoco. Volqué el café y después, recién, la leche. Repetí las medidas, "un litro en mi cabeza", en mi cabeza. Y a las dos repeticiones me di cuenta "olvidé 1 litro en mi cabeza" en mi cabeza. Pero tal era el curso del plan y tal era el curso de las repeticiones. Alguien silbó y yo me sorprendí, tan tranquilamente. El microondas. Un minuto y veinte segundos, en dos vueltas de rosca. Me pasé. Borrar. Un minuto y veinte segundos, en dos vueltas de rosca. Un minuto y veinte segundos en marcha. (Cruzó un gato) Fui en busca de otros utensilios de capital importancia. Galletas, siete y de a una. Sobre la servilleta, en el margen superior derecho. Siempre me pregunté las implicaciones incómodas que hubiera traído consigo el "las galletas en el margen inferior" y encima izquierdo. Hubo un susto y tomé la mermelada. Antes me agaché. Ahora, erguido, la taza. Son siete sorbos y con las burbujas subiendo hasta la explosión en la boca. Con las galletas es todo más complicado, porque dos mordiscos seguidos, un tercero separado, el cuarto y el quinto. El último solo. Antes de cada intervalo, hay una deglución. El fondo verde de la taza y la cabeza que duele. La lleno de agua y a un vaso también. Restan seis galletas pero repletas de todo. Un bolsillo está lleno de mano y ahora no, porque tengo que seguir, tengo...

martes, 29 de diciembre de 2009

Neo-barroquismo de ayer y hoy

En los brevísimos últimos años del siglo XX, estaba Un Espíritu.También en el siglo XIX y hasta en el siglo XVIII. Lamento la ausencia del dato novedoso. El tono no ayuda y lo preservo antes de que se pierda en melancolías o en "ojos grandes, nariz egipcia, espalda ancha". Un Espíritu ejercía influencias notables sobre gran diversidad de tópicos. El krautrock le parecía el más grave exceso de la retórica y, hasta, un recordatorio poco feliz de los límites del sistema locomotor de muchos mortales (una miserable mayoría). La política, una rama de la matemática. Un Espíritu era parte esencial de la historia de la humanidad.

La historia de la humanidad no debería ser, exclusivamente, la historia de los hombres menos olvidables y más laureados, sino también la de los mitos y de las creencias. Y de ellas, las más populares, con su todo de sistema de reglas y leyes que se dictan desde adentro. De ahí en más, uno, en la tranquilidad del pasado, puede usar alguno de esos métodos razonables y exactos para la "deducción de implicaciones lógicas" y entonces, descubrir lo que dicta Un Espíritu, ahora, desde adentro hacia afuera: "esto sí, esto no" y de esa manera, Un Espíritu en cada momento de la historia decide la suerte de lo pecaminoso y decide lo pecaminoso mismo. A priori "mal gusto; buen gusto". Arbitrariamente "quémenlo, mátenlo; a ese por usar el cabello tan largamente". Tal era la influencia de su estado. Uno, así, puede entender porqué sobre él se persignan dos hombrecitos de espaldas anchas e imperdonables, cuanto más, horribles. No tienen un nombre porque sus deformidades invitan a bautizar un brazo o una pierna. Los hombrecitos toman una o dos creencias, o una o dos implicaciones que se desprenden de esas creencias (una o dos para cada una). Si quieren aumentar la capacidad expiatoria del silogismo eligen tres (o tres para cada una). Eso les basta para cubrir sus espaldas por una lucha de potenciales electroquímicos. Salen a divertirse y a gritar y a dictar desde adentro hacia afuera. Son solo dos hombrecitos, y entonces los precios de una cerveza o una mujer descienden considerablemente. Pero son las espaldas de toda la humanidad. Por eso la anchura. Entonces ahí es cuando decimos "historia de la humanidad" y tenemos razón, por la sucesión de hechos en el espacio (y porque a Berkeley mucho no lo quisieron).

En esos brevísimos últimos años, Un Espíritu, abocado a la esencia de la Historia, Un Espíritu (al que nadie llegó a reconocer) interpeló a un grupo de periodistas e historiadores por la clasificación de un nuevo y variado grupo de expresiones artísticas, sociales, económicas, religiosas. En fin, la serie de instituciones que se suele citar en estos casos. A Un Espíritu lo provocaban y preocupaban las letras intrincadas y surrealistas, la "falta de naturalidad", el dibujo de cuerpos con forma de embutido transgénico y el pecado en el que incurrían muchos artistas al "profanar la realidad, a hacer exégesis con la soltura de un heresiarca del próximo tiempo que sucedió a la cruz" (también aborrecía a la cruz). En ese momento, Un Espíritu, tomó a bien aceptar el calificativo "Neo-barroquista" (según la cordura de los periodistas y los historiadores) para describirlas, y hasta lo abrazo sin el pudor que se le caía a una hora y a la siguiente, desde la frente, para decorar sus labios con el puntillismo de una paleta limitada. Cómo Un Espíritu lo aceptó, todos lo aceptaron. Y muchos fueron parte del movimiento neo-barroquistas, por lo intrincado de sus letras o porque los cuerpos que dibujaban tenían forma de embutido transgénico. Muchos fueron neo-barroquistas. La voluntad mucho no importaba desde el tiempo de las espaldas anchas. Yo en ese momento no entendí mucho, en los últimos y brevísimos años del siglo XX. Y aprendí a acabar de empezar a leer recién hoy o ayer, en los años finales de la más primerísima y extensa década del siglo XXI.

El neo-barroquismo puede implicar sobrecargamiento, impiedad, desdén, minuciosidad, detallismo, simbolismo, según muchos historiadores y periodistas interpelados por Un Espíritu. De todos ellos, el inentendimiento es, quizás, el único aprehensible en la realidad. La incapacidad de entendimiento de aquellas expresiones de humanidad, desconcertaba a Un Espíritu y él, con ayuda, (nos) clasificó. No fuera a ser que pasáramos inadvertidos. Él había exigido el vocablo y ahora todos estaban felices porque Miguel Ángel era barroco y pintaba con los ojos tapados porque Nemesis había perdido la castidad, el día que Justicia perdió la virginidad, y todos quedaron viendo mucho. Y entonces, con Miguel Ángel hay, cuanto menos, una proximidad nominal. La distancia temporal dio rienda suelta al nombramiento de los precursores del neo-barroquismo: Hegel, Homero, el Laberinto. Algunos despiadados sugirieron a San Juan. Todos eran tan felices porque Un Espíritu era feliz, y porque se secaba los labios empinándolos en cariños. El elitismo de los labios, rechazó a los neo-barroquistas.

Yo mismo me entendí como tal. El gran resto de los que cayeron en la regla, es desconocido. Pero lo sobrecargado, lo impiadoso y lo impío, lo minucioso, lo desarreglado, lo encriptado. A veces, lo "incoherente", así nombraba y clasificaba Un Espíritu. Uno representaba una obra teatral sobre unos que representaban la obra teatral de unos que representaban una obra teatral, y fue neo-barroquista. Y le lanzaron limones y otros cítricos o alimentos desdeñables. Otro dibujaba y decía que era miope. Fue muerto en una plaza estatal. A uno lo acusaron de desgastar la historia de la literatura con inmensidad de guiños. Lo apalearon hasta el coma. Tal era el trato que se (nos) daba.

Hoy, me enorgullece compartir escena con un genio del neo-barroquismo. Su video musical es el cúlmen de los tiempos. Sintetizadores al principio y al final y después vocalizaciones que se confunden y uno tiene que descubrir "cuál es la voz, cual el sintetizador", y es divertido y es alegre la relación, que algunos calificaron de incestuosa, no sin cierta razón. Las mujeres usan pelo y otras no (pero se esconden). Panteones. Homosexualidad. Palabras sin sentido; "karamu", "fiesta", "play on, play on, play on". Una invitación a Saussure, su teoría y su linguística. Pantalones ajustados, hippismo y descendimiento del promedio de natalidad. La teoría totalista, "todos somos hermanos", y un gesto que recuerda al de Jesús, que alguna vez se limitó solo a amagar aquel gesto, por el bastón en la mano. Puertas giratorias y negritos escapando de las garras de una máquina infame. Ahí está Kafka y empieza el socialismo. Con un paso al costado y una hilera de bustos femeninos que invitan a la anarquía dicen "lalala break the rules" y terminan con una declaración de los derechos de la raza menos negra sobre la de los africanos, representada por gente de color que baila muy feliz. Más después aparece Saussure, en un cameo terriblemente pasajero, como el de Marilyn Monroe. La teoría de la relatividad en "la eternidad de una noche". Blancos con negros. Blancos bailando hip hop. Orientales. Policías corruptos. Pablito Ruiz. Y un cliffhanger casi inesperado. Es un célebre repaso de la historia mundial, humana, social, ideológica, y la serie de instituciones que se desprende por inercia. Pero Un Espíritu y sus secuaces, no lo entendieron.


Te bancamos, Lionel

lunes, 28 de diciembre de 2009

En la segunda guerra mundial no murieron tantos


Muertos durante la segunda guerra mundial- En grupos económicos (en centésimos de millones)


Judíos: 3

Homosexuales: 2

Mártires: 1

Mártires sin fe: 20

0,7 seres: 0,7 seres

Perros con sarna: 0,3

Perros sin sarna: 0,2

Perros que se saborean el lomo y se arrancan la cola: 0,1

Abióticos: 0,1

Fanáticos: 0

Tantos: 0






Mapa de muertos en la segunda guerra mundial
(en dorado)

Hitler existió, como existe la frutilla al agua, como Nietszche escribió, como Paulo Coelho existe, porque el mundo es un entramado de compensaciones y porque el hoy después es pasado, pero tiene menos potencial de pasado que potencial estético.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los chistes no se explican pero

Esta es una vindicación del sistema clasificatorio que me motiva desde unos ángulos de mi fisiología huesuda que aún permanecen vedados hasta para mi mismo. Si, porque desde hace mucho que me encanta clasificar y el mundo está regido por el sistema clasificatorio, eso lo sabe cualquiera. Porque sí. Marx habla horribles pestes de él, pero porque tenía una neurosis grave en el lóbulo frontal que le impedía apreciar la hermosura de un triángulo como método de ilustración de la naturaleza o de la sociedad, así como de otras formas estéticamente más reprobables: un trapecio o un cuadrado, que, hay que decirlo, se pierden en los trescientos sesenta grados de posiciones incómodas. Marx, para ilustrar a la sociedad, propone una figura de una sola cara y plana, inspirada en “El zahir”, en la que todos los puntos son idénticos entre si, de modo que es válido pensar en un único punto despreciable por su magnitud cuántica. Borges admite la alegría de ciertas enciclopedias niponas que se arriesgan a la arbitrariedad más profana para encontrar una definición más certera de la materia de las cosas (ahí nació Hitler, dicen). La misma enciclopedia es un cúmulo de objetos clasificados bajo el criterio de trascendencia o de ruido. Yo, por ejemplo, soy una carraspera afónica y anónima. La Teoría de conjuntos de Cantor es la representación más bella del ideal clasificatorio. La célula divide y condiciona. Teniendo en cuenta estas notables apreciaciones, aún de estas maneras tan insólitas, siempre me gustó la acción de la clasificación, que es la expresión del deseo de la naturaleza (¿la naturaleza humana? Supongo). Porque desde chico, "este es anfibio y este es reptil", y así según el tipo de cubierta del organismo vivo, todas ellas desarrolladas a partir del modelo máximo: el tejido epitelial, porque los seres humanos siempre fuimos ejemplares, desde la ejemplaridad de una manzana en la boca. Ya pasados los años, veía como se burlaban de “este porque tiene el pelo negro” o “esta que no es que tenga cuatro ojos, tiene la órbita de Júpiter montada al globo ocular”, y entonces la comunidad se iba subdividiendo en grupos y los criterios de selección iban mutando y revolucionándose, siendo subvencionados por diferentes firmas de afiliación política anónima y ellos firmaban y “hoy vamos a cremar a los negros”. Algunos excluidos se nombraban de alguna manera más o menos digna, y entonces se evacuaba a la soledad de una o dos dendritas. Yo fui viendo crecer este Imperio Clasificatorio, y la vista se me nublaba un poco, mientras las huestes de la exclusión se iban divirtiendo con la espalda de una o el tórax de otro. Hasta que los narigones y los jorobados terminamos adentro de una bolsa y todo estaba oscuro, por las leyes ópticas de las superficies planas. Yo bien no supe si por narigón o por jorobado lo que inició una serie de interrogantes, pero después me abrieron una causa en el tema de la perversión del conocimiento (pero eso ya fue más serio).





Vulpix no fue ni de fuego, ni de agua, ni de azufre. Y así terminó.



"Aún así, seguí amando el sistema clasificatorio. Qué mantiene la entropía y esas cosas necesarias para dividir al mundo entre "los que saben de entropía y esas cosas" y "los que no". Que se yó. Divide y reinarás, dicen. "
Idealista Empedernido en 2006
(desde el interior de una bolsa)


Este breve repaso no arroja ninguna clave sobre el gran misterio de mi afición por la clasificación, pero al menos me sirve de introducción para decir que agregué a mi Blog un sistema clasificatorio:

SENTITE
Descuartizado
Dolorido
Eh?

Uno puede entrar, y también puede leer, y de paso elegir alguna reacción de las ya mencionadas. Hubiera puesto cuatro, pero el blog siente no se que perversión por el sistema trisimal, supongo que después es más fácil sacar porcentajes. También podés entrar principalmente motivado por el sistema clasificatorio, como algunos que ya me hicieron culpable de “yo estoy en Santa Fe y Callao, pero mi brazo quedó en casa”. Sepan entender que si yo empiezo a descuartizar, empiezo por el aparato reproductor. No tengan dudas. Si quieren pueden ir a su entrada favorita (¿) y tildar sobre la opción que mejor describe la sensación que bien impregnada les quedó (considerando lo esporádico de mis entradas, ya deberías estar desangrado, si, vos, descuartizado, que “vengá mi muerte, hijo mío”, como Mufasa o el que tenía la belladona en el oído y no sintió nada).

Entonces, para cada entrada, va a existir una sensación ganadora. Bajo el sesgo democrático (no se por cuál salto inductivo) veinte de treinta personas se sintieron doloridas con la entrada X y entonces, el sesenta y siete por ciento pasa a ser el cien por ciento, y todos quedaron muy doloridos con X. Incluso los que no votaron. Pero esas cosas se intuyen.

“Descuartizado” y “Dolorido” son un intento de insulto hacia mi poder narrativo/expresivo. “Eh?” también, pero considerando que “Gloriosos los ignorantes”, y considerando que ustedes no ignoran, ya se perdieron la condición de gloria, por lo que el insulto sale disparado hacia direcciones antes imprevistas y nos mantenemos en un pie de Igualdad. Es una concesión que se le otorga a Marx, que llora mucho, y al silogismo categórico. Las tres sensaciones son parte de un plan misterioso y funesto contra mí. De esta manera, yo puedo inferir que uno que votó “Eh?”, en realidad amó mi entrada, pero ante el sesgo de universalización de las leyes institucionales, intuyó al voto, obligatorio e, incluso, secreto.

De todas maneras, bajo el sesgo de estandarización del conocimiento, todos sabemos que las sensaciones no tardarán en pasar a ser:

Descuartizado: Malo
Dolorido: Regular
Eh?: Bueno

Con lo que me gusta que no me entiendan y me concedan el beneficio del autismo.

Agradecimientos al INADI que me ha importado una suma de 1000 pesos por cada ocasión en la que omití la palabra “discriminación”.

martes, 15 de diciembre de 2009

Antes era más bajo y no tenía vértigo. El precio del vértigo.

Antes, de chico, vivía en el apático universo de las adaptaciones. Exitía un área, la recuerdo con disgusto y un frío pasaje del crunch de la madera al fluorescente azul, o el fluorescente rojo, o el fluorescente amarillo. Era todo tan gris que se hacía una fiesta de colores primarios y dimensiones pequeñas con tres o cuatro letras por carilla (porque encima, el cómic-sans parece expandirse entre pestañeo y pestañeo- lo que dura un cuento infantil, porque las tramas se resuelven rápido). A veces, unas mujeres que habían sido talladas por Fidias, se sentaban y te contaban la historia de un animal que había entendido la facultad del lenguaje y la del intercambio, y la del flujo intestinal: los males del hombre. Extrañamente, vivían en bosques y la arquitectura les había sido vedada, mientras nosotros empañábamos la mirada de Bauhaus. En ese universo, estaban "Las mil y una noches", pero Scherezada era otra. Este volumen era un poco más grande que los de animales y había sido despojado de todas las historias más grandiosas que relataban la venta ilícita de ganado plumífero, o los cálculos del emperador para llegar a los 40 años, sin haber (proporcionalmente) conocido las noches sin lujuria- proporcionalmente porque parece que ahí en Arabia, tampoco desarrollan su vida sexual sino es hasta los 14 (catorce). El ejemplar estaba dibujado en letras animadas y felices. Como ignorando Y ahí, Scherezada hablaba todo el día porque la menstruación no existía sino como un par de ausencias, y el emperador había olvidado el arte de los repollos, pero besaba mucho. Este era el sistema ecónomico del área de libros infantiles: el sistema adaptacionista. Pero yo había visto un ejemplar más grande, más grande de "Las mil y una noches" y me era imposible hasta los quinientos pesos. A los doce años, uno no tiene una fuente de ingreso si es el chico bueno de la primera fila. Entonces quedaba relegado a ese ejemplar de letras animadas y de hombres que comparten sus gallinas. Al otro, lo miraba de lejos, con deseo ¡injusta la adaptación que resume en mentiras! Yo quería las mil y una noches, enteras, de corrido. Al punto de que la empresa de describir mil noches, describir con palabras humanas hasta que la cera se fundiese, se convertía en un secreto sólo apto para los otros que "vos mirás desde abajo porque no alcanzás el metro veinte". Gracias.

Ahora, de un metro ochenta, sé que el califa era violador, homocida en primer grado y que tenía un fetiche por el dedo pulgar y las amígdalas en cinco tonos diferentes. Pero hasta ejerce cierta atracción que nadie bautizó, cierta atracción conmigo. Porque claro, él violaba y que los ciudadanos del Imperio estaban tan felices que estaban callados. Igual, no paso de la página 300 porque lloro y hay oscuro. Eso y además aprendí a escribir los números en letra.

martes, 8 de diciembre de 2009

Dos sueños

(Para los que estiman que voy a contar sobre mis perversiones, ilusiones, deseos, o sobre gente que quiere aprender a tocar el saxo pero todavía tiene dificultades para respirar usando solo la nariz [y viviendo al mismo tiempo], a ellos, a los que estiman, solo puedo decirles que: se inscriban en la facultad de psicología y que en cinco años me llamen, entonces yo estaré tratándome con ustedes)

En el primero, estoy saliendo a caminar y las calles no son muy mías, pero es un collage de lugares que alguna vez vi, o soñé (a partir de lugares que alguna vez ví). Todo está bien pero llevo una remera. Montada a la espalda, tengo a "Matame". Así reza la frase, la frase sobre mi espalda. Entonces yo creo que todo esto es para sentir la adrenalina de una profecía que está por cumplirse. Y pienso que así se sentían los que vivían en uno de esos lugares orientales antes de la cruz (Oriente es: China-Japón, Mongolia y el resto). Era gente que moría por no estar medicada y se despertaba y: "hola, soy Jeremías/Isaías/etc". Y no había clonazepán.

En el segundo, yo (o el sujeto a imagen y semejanza mía) no iba a la fiesta de una. Una estaba enojada conmigo. Para ese entonces, ya visitábamos la fachada de un cine platense o inglés y la cola para sacar entradas era una de esas colas a las que se suele bautizar: "cola larga". Había mucho sol y entonces (?) me ofrezco a pagarle la entrada a Una. Estas formas de compensación también son comunes en Simcity y Freaklandia*. Pero más en Simcity porque ahí hay memoria a corto plazo y sexo fácil. Una está feliz y, como también nos acompañaban Y, Z y el subconciente, pienso que ellos tres también querrían pagarle una entrada a Una. Y que todos querrían pagar una entrada a Una. De manera que se me coloriza la piel hasta los tonos más encendidos.

Para el primero, no hay una respuesta certera. No lo entiendo.
El segundo es una forma de salvoconducto para lo agramatical de mis textos. Si, porque es como decir: "yo soy del avant-garde", y entonces la gente mira con respeto o con miedo. Así pensé, después de despierto, porque Despierto lo pensó antes. Entre los pensamiento alusivos que vinieron estuvo el de: "yo también podría haber inventado algo así". Ah Pero si no lo inventé yo ¿quién es el otro? Este vital interrogante fue el padre de otra serie inferior en calidad:
¿Relatar un sueño es plagio, remake o adaptación?
¿La gente de Simcity compensa o sueña con compensaciones?

Y de esa manera.


*Algunos estudiosos sugieren que Freaklandia, según la división política actual, es un departamento de Simcity.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Podría haber sido

[Cortázar no leyó a Borges. Borges no leyó a Joyce. Joyce no leyó a Kafka. Kafka no leyó a nadie. Nadie no leyó a Todos. Todos no leyó a Anselmo*. Anselmo no leyó a Aristóteles. Aristóteles, definitivamente no leyó a Homero.

Entonces los conejitos blancuzcos del narrador de "Carta a una señorita a París", que eran vomitados y contenidos (por una inclinación del sujeto al ácido acético), resultan ser retenidos por la vesícula. La vesícula crece y alcanza dimensiones exageradas. Todos están sorprendidos. La vésicula sigue creciendo y todos ya acusan redundancia. Todos odian a redundancia y le exigen una solución. Redundancia apela a sinónimos pero hay un grave error ontológico. La cirugía descubre a la vesícula que sale al exterior. Por dentro, anidan los conejitos. Son extraídos con harto cuidado y colocados sobre hojas de papel blanco mate. La gente cree que el blanco mate no produce anemia, pero, para aquel entonces, la negligencia de estas voces populares es puesta en evidencia por la Ciencia. La Ciencia no come ácido acético, pero se junta con la Carmen y la Estela (las carmen y estela). Un neologismo surge. Entonces, el narrador ya sufre de anemia y la luz solar lo conduce a emociones violentas. En ese mismo entonces, el narrador ya escribe. Después de aquel entonces, en entonces-2, continúa escribiendo. Rearman la vesícula con un método innovador y los conejitos vuelven a anidar en ella. La tal vesícula es reincoporada al cuerpo del narrador, que no se suicida. El narrador no debe tomar complementos de bilis por el resto de su vida, pero tiene anemia.

Por otro lado, en lo referente a Homero, el tal existe y además debe robarse a una a la que llamó Helena, para suscitar el enfrentamiento que nunca antes pasó. Culpan a Paris El hecho nos parece más justificado ahora que anteriormente, y la gente ya no lee a Homero. Los espartanos están de acuerdo. Cortázar no lee a Homero. Todos quieren a Paris y Helena, y quienes no, son acusados de antropófagos, machistas, misóginos y enviados a la hoguera. Helena es mujer.]**

*Yo no leí a Anselmo.
**Idealista no leyó Gramática