jueves, 29 de diciembre de 2011

Una cómica versión de la realidad deriva en un encuentro explosivo con Hans Krimer

Antes que la vida es necesario aclarar que he dejado que mi gran amigo, Tony Buda (o Badaah), redactara mi último título, de forma que pudiera restablecer su situación económica. Aunque en verdad pienso que intenta conquistar a mi hermana (¡el viejo Badaah!). Realista, miembro de la Escuela Forense de Títulos, Tony, quién ciertamente no es musulmán, aseguró estar al tanto de "lo mejor en titulares últimos". Nunca creí que fuera a hacer uso de uno de estos "Tituladores", pero es lo más cerca que voy a estar de hacerme un tatuaje. De modo que no puede estar mal.

Recientemente he comprobado dos películas famosas. No me agrada la reseña porque no intento explicar porque me gusta. Me limito a improvisar una forma. Una nueva. Estaba pensando en algo como:

El Caso de Bellísima- Director: Thelonious Pancratius (interpretado por Hans Krimer)
A lo largo del mundo, distintas voces empiezan bien para hablar de las películas de Hans Krimer, pero no falta mucho para que Hans Krimer lo vaya a negar (sinceramente) todo, al juzgarlas "detallistas" o "exageradas" o "tangenciales" o, resumiendo, "geométricamente aberrantes". El caso es que muchos adolescentes, muchos padres solteros, algunos críticos de cine y otros que sí son críticos de cine frecuentan, a la hora de juzgar las películas de Hans Krimer (quiero decir, de Thelonius), las formas clásicas de la reseña, que son lineales y de hombres bajos y calvos (y de otros que sí son críticos de cine). Hans Krimer no tarda en salir al encuentro de estos clásicos que ni siquiera piensan en las ridículas implicaciones de la imagen de salir al encuentro, a diferencia de Hans Krimer, Hans Krimer (estoy tomando impulso) visionario, hombros de cincuenta años, explica que sus películas no pueden someterse a esos métodos ilusorios. De todas formas, ya a nadie sorprende la variedad casi científica de argumentos existentes para una sola película de Hans Krimer. Después de una de sus últimas películas algunos periodistas (pocos) coincidieron (por convenio) en llamarla "una nueva historia sobre nazis para hippies". Una mujer que no se llama Rose (y a quien hemos estado confundiendo con la querídisima Rose McCarter durante toda su carrera), en cambio, decidió definirla como "Interposición de dos miradas sobre el espacio: una de John García, narcotraficante, otra del mismo espacio"; pero nadie cree que signifique nada. Adams la criticó de "dura comedia infantil para niños que han dejado de fingir que no entienden". Yo, por mi parte, había interpretado (lo recuerdo) una representación de la famosa Tierra de Cinco Minutos. Es evidente que ahora todos nos reímos y tomamos el caso "por la ligera", apostando por el número de versiones para la misma película que se ensayarán, y siempre hicimos ganar a Rose para que puediera terminar de construir su acuario para salmones cansados, acuario que se negó a aceptar por no ser, en realidad, Rose McCarter.

"El caso de Bellísima" no escapa a la regla. Narra la historia de una mujer, Sylvia Smash, que se encuentra orientada a la astrología y a Júpiter en Capricornio, tiene gracia para comentar chistes de otras personas, funciona muy bien como "as bajo la manga" para resolver acciones complejas y tiene intervenciones comíquisimas. Muere treinta minutos antes de que acabe la película. Es que la verdadera historia que se narra es la de Bellísima, pero uno no puede evitar poner la atención en Sylvia, que siempre tiene las mejores líneas y las apariciones más emocionantes. Sylvia no aparece mucho. Pero si Bellísima y las mujeres estuvieran reunidas en la casa de Celeste (villano indiscutible), y una cometiera una estupidez, sería Sylvia Smash quien hiciera sus comentarios sobre enfermedades degenerativas que, en ese momento, no podrían ser atroces. Ninguna atrocidad puede ser obra de Sylvia Smash, de cabello pulcro. Dos mujeres la aplauden y una golpea sin intención a Bellísima, que carece de personaje. Creo que ese golpe era fundamental, pero ya a nadie le importa.

En el estreno de la película, Hans Krimer discutía la posibilidad de Bellísima Grant: "Es una mujer elegante que tiene la habilidad de fundamentar su existencia con existir ¿Quién no puede amar a Sylvia Smash?", ¡pero Hans! ¿Acaso no hablabas de Bellísima? Nos interesa menos el contenido de la frase que la equivocación, de naturaleza fantástica. O quizás yo mismo me confundí e impliqué a Sylvia Smash en esto. De cualquier manera, las conclusiones son innegables.

En un momento, Sylvia Smash comenta una iluminación de su mente (o, como diría Martin Luther King, tiene un sueño). Un televisor está encendido y un comercial sucede. Según el comercial, la gente debería votar por dos personas para que una de ellas fuese eliminada. Sylvia Smash abre su boca de abeja obrera y empieza a gesticular imaginando la posibilidad de un programa de televisión en el que la gente debiera elegir entre dos completos desconocidos que no varían sustancialmente entre sí, por ser desconocidos. Es un punto genial de la película en el que se critica a la sociedad de consumo, según dijeron. Después Sylvia acusa a dos hombres de obreros y sigue estando a un lado.



Un cartel promocional de la película de Krimer
tal como fue interpretada en el Reino Unido.
La tradujeron "The 39 Steps", en alusión a los escalones que
Sylvia menciona tener en su casa. La misma Sylvia aparece
en el cartel. Años más tarde, hombres confundidos,
reversionaron como "Los 39 escalones" la traducción de los ingleses.

Para autores del mundo que jamás tuvieron la posibilidad de estar sesgados por fanatismos (evidentemente suizos y frígidos) resulta increíble que "El caso de Bellísima" haya podido despistar y esquivar a críticos y presumidos alrededor del mundo, y mantenerlos ocultos tras un velo esencial.

La zona secreta de la muerte- Director: Hans Krimer

Algo extraño sucede con la zona secreta de la muerte.

Esta película (en su mayoría) es obra de una imagen. No poco arte lo es. La imagen de la locura, hacia el final, en "Mientras agonizo", es la autora del relato. La escena de la Biblioteca, en "Solarys", es apologética del resto. La Odisea, libro de misterios hecho por dioses (pero antropomórficos), pertenece a la imagen de la muerte de Héctor. Poco después, a Homero. También "La zona secreta de la muerte" pertenece a una contradicción, al menos, técnica. Es una imagen, una imagen indecible. Y digo imagen pero porque en realidad quiero decir otra cosa. Imagen es pequeña y aún no logro entenderla.

Algunos críticos la han llamado película "congestionada y azul, limítrofe de la angustia, tránsito del pasado". A pesar de estas alusiones impresionantes y tomadoras de aliento*, la historia de "La zona secreta de la muerte" sería mucho más simple, en comparación. Un hombre secreto, por ser liberal en un país comunista, o comunista en un país liberal (¡o gitano!), empieza una tarea de investigación. Si, si, claro, claro, esa tarea alude de forma constante a las superestructuras que conforman la sociedad sistemáticamente organizada en humus fértil**. Pero el interrogante del científico es el siguiente: "¿Somos los hombres menores a ello?". Y se refiere a algo mucho más ergonómico de lo que se piensa: los primeros hombres habrían sido distintos de los actuales, estipula Yatzee. Es decir, mejores. El científico, Leo Yatzee, vive en un país constreñido hasta que no quede un punto que pueda escaparse del otro, del país. Ese régimen está perpetuado por canciones felices y propagandas de televisión cuyo formato es fácilmente resumible y aprovechable: unos campesinos se acercan con demora (porque la cámara está extrañamente suspendida con un General mirando a lo inhabitado en un ángulo de cuarenta y cinco grados) pero también se acercan con mejoras salariales evidentes; abrazan al padre del amor y la amistad y le dan las gracias en un gesto en el que hubieran sobrado las palabras; el general, a quien por primera vez vemos la cara, se da vuelta y dice una palabra honda como "libertad" o "felicidad" o simplemente "Cartago, la perla del África". El afán de resumen pronto reduce las comodidades del guión a la frase final del General: él se da vuelta y dice "esperanza" o "caridad" o, tal vez, "ventajas administrativas" (en este modelo se basaría, luego, Stalin y otros lectores realistas para sus propias propagandas).

Leo Yatzee es un hombre desposeído. Vive aislado (y secreto) en su propiedad de "Las Afueras" y sueña con la revolución. "Es reacio a todo", se adelanta Krimer antes de que algunos Calumniadores del Cine se encarguen de destruir a su personaje, como ya hicieron con Charles Manson de quien dijeron "solo estaba ebrio". La madre de Yatzee muere y él le roba el dinero que ella le había heredado con el fin de hacer donativos a asociaciones diversas (que no lo incluían). Utilizará el dinero, en cambio, para restablecer su equipo de investigación. Yatzee ha estado en la India y en México, países de místicos y protestas livianas. Allí ha conocido la eternidad de un día que fue el ayuno. Dirá que de ahí hasta el final, le falta un día. Dios se lo concederá y fallecerá uno después del que le correspondiera. Este detalle obrará mártires. Yatzee ha observado que los hombres de la India actúan ante los niños como adultos. Al tercer año de su nacimiento, cada niño es enviado a la jungla para sobrevivir durante diez días o para morir. "Despierta. Es sobrevivir o morir", les dicen proféticamente, porque agotan todas las posibilidades. Recuerda esto a la misión del profeta: "Ya no es hora de dormir. Salgan al mundo a salvarlo o a leer"; muchos hombres murieron en la disyuntiva. La versión del profeta habla de salir. Los indios niegan el individuo, así que solo estipulan un cambio de estado, casi impersonal, la vigilia. Los indios, entonces, despiertan y sobreviven. O mueren. Yatzee investiga y descubre que intentan redimirse. Recuerda que en su tierra, los adultos actúan como "imbéciles" (tal es la palabra) ante sus niños. Se rebajan, entrelazan palabras con dificultad forzada y arrastran las sílabas confundiendo los significados. Tal modelo no podrá ser bueno para los niños, piensa Yatzee. Todos estos mecanismos del intelecto deben ser recuperados por el espectador, como es clásico en las películas de Hans Krimer. "Los indios se disculpan porque han hecho el ridículo". Yatzee lo dice y sonríe o quiere llorar.

En su tierra, Yatzee desarrolla una serie de experimentos prescindibles (así los llama la película y los omite). Ha publicado algunos artículos en periódicos, pero la paga ha sido prescindible (este tramo de la película parece serlo). Un atentado contra el General despierta al espectador, quien exclama "¡Oh, truenos santos! Se aproxima lo que valga" (o quizás no), pero es rápidamente disuadido por la misma película que deja al hecho desarrollarse a través de una ventana, mientras el doméstico, el siempre doméstico Yatzee se introduce en sus meditaciones. Una carta llega entonces a sus manos. Es información confidencial, pero lo participa a Yatzee. Un acertijo. Un acertijo jamás podrá ser información confidencial, porque elimina de plano a cualquier receptor. Es la más selectiva de las informaciones confidenciales. Yatzee resuelve el acertijo que lo acerca a una coordenada aérea. Por una cadena de acontecimientos fortuita, un piloto se ofrece a "arrimarlo" hacia el lugar. Tiene cuarenta años pero todos dirían lo contrario. Treinta y dos. Es un piloto juvenil que aporta "aires" a la trama. Yatzee baja de la nave luego de un tiempo. Los días no pueden ser contados en la película, cuyo tiempo es siempre representativo. Pero Yatzee tampoco parece poder contarlos ¡Desciende Yatzee! Yatzee baja. Entonces viene la imagen. O quizás no baja, porque nada es posible de ser dicho después de eso. Una red de personajes de la psicodelia. Y ni personajes ni objetos podrán ya distinguirse. Los más parecidos a los humanos, son incluso débilmente atribuibles a la divinidad. Nada se entiende en esta escena. Como tomarle una foto al sol. Una última imagen aparece de Yatzee, pero él mismo está cambiado. La revelación ha obrado mártires. Yatzee muere o no. La escena final a cortado la racha representativa. La película cierra en un remolino. Ninguna palabra puede ser dicha sobre este final. O ninguna puede ser verificable. Estimo que este será el estado por los siglos de los siglos. Mañana iré a ver Hans Krimer. Hace meses que no hemos estado juntos, desde que aquel Tsunami que nos encontró en Java (quiero decir que ambos acabamos ahí. Despeinados). Me acuesto temprano para evitar la emoción de las últimas horas.

El estudio de Hans Krimer es el de un taxidermista. Su bisabuelo lo práctico. Su abuelo lo conservo. Su padre lo dilapidó. Después está Hans Krimer, pero ningún verbo le sienta en la cadena. Claro por demás está que las cosas terminan en "dilapidar". Nos sentamos o emulamos que lo hacemos. Siempre es así con Hans Krimer.
- La he visto.
- Juro haber pagado por ella.
- Vi la película.
- ¿También crees que sea congestionada? ¡Congestionada! ¿Eso se es, eso se está? ¡Quién sabe!
- La escena final. Quiero decir: no es nuestra. No nos pertenece.
- Juro haber pagado por ella.
- ¡Diablos, Hans! ¿En dónde te metiste?
Se detuvo antes de contestar
- Estuve en la cara del mundo y ella me miró. No parecía molesta. Nos bajaron a un día que no se puede contar. Filmamos lo que debíamos filmar... ¿o quizás eso fue antes? ¿o fue antes de que nos fuéramos que llegamos? Nada era real ¡Esos hombres! Esos hombres tienen clase. No tenían nada que ver con nosotros, no eran hijos de la Creación ¿Acaso podía crearse algo desde la nada?
Presentí que Hans estaba borracho.

Salí de ahí consternado. Le había preguntado si podía llevarme. En verdad, fue un tiro al azar, un tiro de gracia. Ya conocía la respuesta de un borracho. Una mujer me dio su bendición. Esa noche cené pescado. Me dormí temprano, pero ya no se que hago hablando solo. Afirmar que me estoy volviendo loco refutaría la afirmación. Me limito, hoy si, a acostarme temprano. Temprano en la cama. Loco estaba volviendo, ataca de nuevo.



*La traducción es cuestionable.
** Eficaz forma de la argumentación para clausurar discusiones pasadas de moda.

domingo, 24 de julio de 2011

Era inmortal pero no lo recordaba

Otro hecho que si podría ser considerado reciente y que no sería una consecuencia o producto de guerra de secesión*, es la (reciente) aparición de los "Hechos de Un Espíritu en Roma", por Un Espíritu. Es un manuscrito que Un Espíritu ayer publicó y que viene desde el siglo en que tuvo lugar su estancia en Roma, hasta que debió escapar (durante el principado) para ser un fariseo en Judea y otro país. Ya la aparición ha suscitado participaciones diversas que no pueden ser consideradas anacrónicas. Muchos (que ahora viven) dicen que el manuscrito es un descubrimiento del grado de lo científico o de lo divino (son religiosamente flexibles). Otros establecen que no se puede descubrir lo que es contemporáneo (son irritables por nomenclatura). Algunos (que coinciden medianamente con los primeros muchos, y que pueden ser muchos pero de otra manera) establecieron que "vivimos en un estado de descubrimiento". Amelita García niega todo, pero incluso pide que se estudien las afinidades del hecho con una guerra civil y establece que confeccionará algunos gráficos de tortas al respecto. Unos últimos encuentran sospechoso el reciente asesinato del cónyuge de Amelita García:

(conversación telefónica del oficial Horatio Cualunque que obtuvimos por circunstancias)
HC: Claro... pues sí... ¡pues claro! Pareciera sospechoso el hecho de que lo encontraran desnudo y muerto en el baño, con ella llorando en la habitación de al lado, que casi siempre suele ser un comedor amplio con ventanas importantes... ¡y las entradas! Las entradas ahí, limpias, ahí, estando ahí sin forzarse para nada, ¡para nada!... ¿Eh? ¿Cómo sabes eso? ¿De dónde lo sacas? ¡ES VERDAD! ¡TIENE SENTIDO ! ELLA LO MATÓ.

Ya podemos decir que las discusiones no tendrán fin, por eso es que esperamos que eventualmente no lo tengan, o que deriven en una discusión sobre Hitler, y se camuflen con sangre y sed de venganza nacional. Más allá de estas predicciones arriesgadas y desinteresadas, es evidente que los mejores momentos del libro de Un Espíritu pueden ser algunos que vienen a continuación. Están numerados de una manera arbitraria que escapan, eficazmente, a cualquier intentona** de sistematización. Algunos revelan amplios e importantes aspectos de la vida romana que, hábilmente, desplazan los aspectos "verdaderamente importantes". Los aspectos amplios habían sido omitidos hasta ahora por "compromiso científico", aquel que todos detestamos desde la vida de Galileo Galilei, que nos enfrentó con el furioso rostro de la naturaleza marginal (interpretación propia). También hay un amplio período de tiempo sin datos, en el que Un Espíritu se hubiera escondido como un campesino o como los Gracos, para escapar de los acreedores.

I
Hoy no fui al senado. Mataron a alguien que no voy a conocer hasta veinte siglos después, por comunicados de historiadores y comerciantes. Fui a las termas.
VI
Catón quiere hacerle la guerra a Cartago, lo que para mi está muy bien, ¡la tal Cartago! Hoy vino Catón al senado. La gente se abría a su paso porque sabía que se venía con él "un hecho histórico", y los vientos del cambio le cubrían la sombra de la cara. Traía en sus manos higos de Cartago. Quería demostrar la necesidad de la destrucción de la ciudad esencialmente estética. A decir verdad, las pruebas eran débiles. De hecho, eran higos.
VIII
Hoy Graco vino a dar ejemplo democrático y también vino a votar su ley en la Asamblea. Hubo revuelta y el senado está furioso. Escapó al bosque y el senado debió acribillar a sus partidarios con un conjunto de arqueros griegos que se hospedaba en la ciudad para dar un concierto de peluquines graciosos.
IX
Derrotan a los Galos en Aquae Sextia, ahora Galia***
LXXXV
Hoy fui al senado. Pasó "La conjura de Catilina", pero la resolvimos con presteza militar propia del siglo II (antes de la venida de la cruz) en el período de la República Romana, en donde las conjuras eran clásicos espectáculos de circo.
XC
Hoy fui al senado. Pasó algo que después llamarían "Primer Triunvirato". Nosotros, en cambio, solo habíamos acordado en decirles histéricos. Estaban enfurecidos y por eso firmaron el Primer Triunvirato... ¿o eso fue antes?
XCII
Pompeyo pierde contra César. Dijo que su problema fue: "hay demasiados generales en mi cuartel". Y es verdad, ya Cicerón se había quejado de las medidas de las habitaciones en la Antigua Roma. Eso no se reformularía hasta Octavio.
XCIII
¿Egipto es también nuestro? ¿Qué es? ¿No había sido asesinado después de esa peste? ¿Qué está pasnidhihfusfbug...
CXX
Senado. Hubo una discusión que dicen que es importante, pero nosotros no sabíamos. Lucino dice: "Nosotros no dudamos de dudar en la veracidad de sus hechos". César responde: "Entonces dudan". Por eso mismo se resolvió la guerra con un estruendo de aplausos. Salimos a legislar sobre colonias de payasos en la África de Cártago. Son payasos muy graciosos. Tienen colores algo fuertes. Hacen reír a los generales de Numidia, que se están revolcando (hacen una revuelta). Son payasos vitales para el imperium. Parece mentira que estos payasos sean los encargados de dirigir tres milicias cada uno para vencer a los generales de Numidia. Es una risa.
CXXIX
Augusto es príncipe, según lo que dijo. Hay revueltas (también fui al senado).

El resto del libro no es diferente. Un Espíritu acusa de homosexualidad a muchos, pero en realidad parece difícil entender que los está elogiando, ya que después los recomienda para el mando de los circos (que, ¡parecerá mentira!, pero son monumentos a dioses griegos). Esperar una segunda parte sería acusar a Un Espíritu de fabulador. Pero estamos ansiosos.

*Amelita García, recientemente, habría acusado a todos los hechos recientes como "consecuencia o producto de guerra de secesión" en su gráfico de tortas sobre guerras de secesión, en el que el ítem marcado recibe un alto porcentaje en torno a un parámetro que se olvidó de marcar, en su libro "¿Por qué guerras de secesión?"
**Ya la influencia del libro se hace ver con palabras como ésta ("intentona") y otras como "¡Estúpidos cartagineses! Habrá que destruir a los cartagineses", "alevoso", "democracia" y "ley pública", todas ellas desconocidas y difícilmente extrapolables a esta época, pero que ya son víctimas de los más fríos intentos. También el uso de la palabra gracioso para, en realidad, decir "agraciado", pero sin que nadie lo sepa, ni siquiera el que lo usa.
***Hoy, URSS****.
****Hoy ya es Israel.

lunes, 23 de mayo de 2011

Visita o paseo por la última vida de Agné Hamad y los hechos de sangre que ella provocó

Ingenioso es, por ejemplo, lo que habría especulado Agné Hamad, antiguo especulador. Hombre adquirido en cuotas fáciles por los fantasmas del "Arte por el arte mismo", fantasmas alineados todos en la serie "Producción por la producción". Los miembros de esta serie serían incapaces de mantener un diálogo limpio con su conciencia y de resolver sus delirios solo internamente, y por eso es que ya han eliminado* toneladas de actuales baratijas y de lápices, tarjetas navideñas y papeles que ellos mismos produjeron, para que entonces se les permitiera protestar por cosas de la tala indiscriminada... que ellos mismos continúan practicando para que entonces se les permitiera protestar. El proyecto de Agné es distinto y casi no ha provocado la parcial deforestación de "un bosque a las afueras", al que, los alineados en la serie "Producción por la producción", nombran de esta manera ambigua para ocultar el caso análogo de otros tres bosques de las afueras. El primero de los bosques, incluso, sería inventado. Agné Hamad es nuestro hombre. Intenta ocultarlo, pero sus padres son árabes y tienen sueño. Hasta hace unos días era un regular empleado pirómano en algún lugar y tal vez talaba árboles sin las precauciones necesarias para este trabajo de carboneros y peligrosos. Era alto, incompleto y uno tiene que hablarle en voz baja para que no se asuste. Ahora mismo nos observan dos ojos recortados por una caja que esconde su cuerpo de pertenencia. Esos son los ojos de Agné Hamad. Era poético pero tenía extraños conceptos sobre la rima y no era poético como era intratable. Todos estos regímenes de Dios ahora apenas se notan. A lo último era "otro hombre que sospecha que podría hacer mucho dinero con el sufrimiento de los niños, pero aún no descubrió el método". Este método es extranjero, negro y con patas de cabra, pero no es ni un africano, ni la muerte. Ahora, Agné, es quien descubre el potencial artístico de las entradas. Podría decirse que las entradas lo han vuelto al camino. Otros podrían reemplazar "camino" por "verdad". Yo prefiero terminar en "Ahora descubre el potencial artístico de las entradas". Seguirlo en Un Espíritu. El que va a morir, Un Espíritu. El imparcial por letal, Un Espíritu. El sobreviviente por imparcial, Un Espíritu. El letal por sobreviviente, y su nombre es explícito (TUYO ES, TUYO ES EL REINO). Un Espíritu es quien halló a Agné Hamad y estuvo sorprendido por lo que él llamó tres horas, que uno debe entender por tres siglos que nos sobreviven**. Lo llevó a un despacho y lo hizo suyo, para propagarlo entre los hombres. Lo nombró "hijo del tiempo", como Un Espíritu nombra a sus secuaces. Un extracto de la obra de Agné Hamad puede ser el siguiente:

Este (y no es esto)

Esta y otras obras también pueden ser encontradas en la "Galería actual de arte contemporáneo entre artistas recuperados". Un Espíritu la ha fundado con el sudor de su frente. Y por sudor, la palabra es dolor. La ha fundado para artistas revueltos o retornados de las malas influencias. ¡CONOZCA A LOS EX-CONVICTOS QUE PUDIERON HABER MATADO A SU HIJO, matándolo a usted! Y, tal vez, sáquese una foto con alguno de ellos. Observe las obras con pasión, o solo con un dejo de ironía que haga juego con el esquema general que Un Espíritu está ordenando en detrimento de los que miran con pasión, quienes serían "amanerados y televidentes". Mate a una de las obras, o cocínela al aire libre para invitar a comer a la gente. Siéntese sobre otra de ellas, o solo úsela como lo que realmente es: un tapete (Perdón: una constitución nacional de algún país). Invite a una obra de arte a tomar un café, o solamente coopere para otorgarle la ciudadanía. Consérvela como patrimonio nacional o deje de fomentar el embalsamamiento personal ¡Muchos otros verbos intolerables o extraños!...
encontré. "Pase, pase por aquí", una mujer de élite dice. La observo porque es más blanca y hay paredes. Ella no me invitó pero me invitó otro. "¿Quién lo invitó?", la mujer interesada. "La recibí. La invitación", mi respuesta es irrefutable; la invitación es para la galería y a mi me han invitado. Recibí la invitación. Un hombre anuncia un final inminente en la entrada de la galería. El final nos involucra a todos o solo a algunos, los que no murieron antes del final. Es "el hombre no irónico", una obra de arte viviente. Habla rápido: "¡Claro! Claro, piensan que pueden venir, simplemente, tocar a la entrada de mi puerta y destrozar mis margaritas. Piensan que tienen el derecho de observarme pequeños pedazos de la ira de Dios ¡pues nadie lo tiene! lo tiene que ser observado. Claro, ¡toquen a la entrada! ¿Querrían también pasar a beber ponche en mi sombrero y tocar todo lo que este estrictamente prohibido por reglamentación?" Esta última frase del hombre parecería molesta. Uno se echa hacia atrás para correr, pero entonces se da cuenta de que está al lado de lo que es el Hombre No Irónico, quien no conoce la ironía y, es verdad, a la última frase le falta el tono típico que él no conoce. Insistente nos pide que bebamos y que toquemos. No entiende la molestia de nosotros, porque no conoce la ironía y dieron por llamarlo "Hombre no irónico", una auténtica obra de arte: "Claro, claro, ¿POR QUÉ NO VIENEN A PERTURBAR EL AIRE YA CONVEXO? Vengan, perturben". Y habla en serio. Ese hombre, de verdad, no conoce la ironía.

Hacia el interior hay formas prohibidas del arte, formas análogas a otras bien conocidas en la realidad. Me fijé especialmente por Hans Krûger, un amigo del hombre, que expone aquí su serie: "Was he...?", serie ilícita que se propone interpelar a la sociedad, de raíz, sobre algunos tópicos más encarnados que habíamos olvidado y que, incluso, nos parecen nuevos o inventados por el curso natural de los hechos, prolijo curso. La primera fotografía pertenece a Ingmar Bergman y no fue tomada por Hans, pero lo justifica la diferencia etaria. O no. Su epígrafe es el siguiente: "Was he funny?". Otra es sobre un hombre. Reza: "Was he black?". Al lado me tengo para ver a Charles Manson con cara de Charles Manson (fue una cara inaugural). Una frase que dice: "Was he way too drunk?". Otro remite a Paz Vega, actriz, de quien se dice: "Was she better at being Penelope Cruz?". Acusador.

Otra serie es la de Hamad, pero no hace falta hablar de ella mucho más, que se exhibe por computadora y revela el misterio de la humanidad. Hay otras dos mujeres pero no son simpáticas y su arte es más bien proselitista, como el de los románticos que hacían proselitismo de ellos mismos. Hay una contusión, de repente. Es la mujer blanca del principio. Yo entiendo que deban sacarla a tomar aire y no entiendo que me saquen a mi también, pero son esos movimientos que suelen darse en los sueños, en donde los argumentos se completan, no por lógica, sino por cercanía. El argumento requiere que yo esté afuera y me sacan porque la mujer blanca ha tenido una contusión. Las obras de arte, la obra humana, está ocupada al interior, siendo humana y siendo arte. En la estampida me doy vuelta. No corro por mi, corro porque soy un espectador y todas las obras deben permanecer adentro. Y permanecen. El argumento se lo había deparado una película. Salimos todos. Cerraron las puertas. Adentro están los artistas, que son sus obras de arte, ex convictos que podrían haber matado a tu hijo y a los suyos, por matarlo a usted. Es en ese momento cuando prenden la chispa. Adentro están los que quedan, están por morir, todos y el fuego hace su trabajo en lo que fue la transmisión cultural. Miramos mientras la biblioteca de Alejandría arde. Al lado está un hombre, alto, con siseos y fruto de una guerra civil y un confinamiento, pero no quiere dejar que vean este pasado o cualquier otro. Es Agné. Lo miro y él debería estar adentro. No digo nada porque es seguro que esta vez quiere ser otro. Representa su papel hasta que el fuego consume la última obra. No es "El banquete" de Platón o cualquier otra cosa.


*Bellísima Grant sugiere que el verbo es: erradicar, como ratas. La RAE optó por: Expeler; pero la RAE no habla español: ¡habla Español! La película de Hans Krûger cuando lo recrea, recrearía el verbo "degollar" y la escena sería insultante.
**Entenderlo no puede ser difícil si se piensa que Un Espíritu vive ahora pero también tiene contactos en el futuro, porque su tiempo es el de la eternidad. Sus emociones serían extensas para los hombres y él, cuando morimos, sigue rondándolas. Esto ha solucionado haciéndolas también irrelacionales. Mientras está muy emocionado también le sucede algo que para nosotros sería provocado por la emoción: un contrato por derecho. La unión causal de estos hechos es estética y queda por parte del hombre, que no piensa fuera balas letales. Un asesinato de Un Espíritu dura tres años. La muerte no viene tres años después, viene al lado o incluso antes y la causa es solo una función del hombre, una función de pensar. Esto impide que el muerto siga vivo tres años después, o que Agné Hamad obtenga su contrato recién tres siglos más tarde, cuando ya esté muerto. No puede ser difícil entenderlo si pensamos que los animales han sido el mismo durante nosotros, los hombres, que hemos sido el mismo y que no morimos. Otro ejemplo puede ser el eterno retorno.

lunes, 28 de marzo de 2011

Otra entrada caída


Esto no era una entrada hasta hoy. Otra entrada caída se convierte en entrada.

[Un Detalle técnico: Si presiona en la imagen, podrá leerla pero continuará permaneciendo en este Blog, del cual nunca se ha ido.]

Otra entrada cae en manos de uno. Algunos la consideran muerta. Otros, ilegible. Sería antes borrador que entrada. Para muchos, "le falta madurar".

Según varios, el último tipo (el tipo G) de la segunda nota, podría resolverse en "Aztecas no humanos y otros dioses". Para muchos otros varios, se resuelve en "Esquimales", quienes ni siquiera pueden ser considerados seres humanos.

Habría otro error en la última nota (la de los surrealistas) que ni siquiera nos hemos atrevido a considerar o a buscar. Aquel sería el precio que se paga cuando los borradores van más rápido que las entradas. La maduración acelerada se produciría por una concomitante aceleración de objetos atípicos como el amor, la locura o un yaguareté.

Serios embajadores del discurso, resuelven la idea de llamar entradas incluso a los mismos borradores, según el famoso concepto de Occam. Estos últimos terminaron por negar la realidad del borrador y de la entrada, como ya habían afirmado que aceptar la inexistencia de los idealistas podría hacerlos cómplices de un asesinato (que el mismo idealista acepta) pero, sobre todo, ahorraría energía mundial. El argumento no solo es falaz, también es idealista. Los idealistas respiraron y decidieron que este borrador es una nueva demostración de su preciada fe en el hombre o en todos.



Con respecto a las interpretaciones que se han hecho sobre la entrada anteriormente citada y sobre la curiosa disposición de Imágen-Comentario, me dispongo a negar aquella que varios del mundo han dado con respecto a que sea una "Lucha desmedida del subconsciente ante el despotismo de la razón sensorial" (tal como nos ha hecho saber Un Espíritu, dador de sangre universal). Tampoco soy afín de aquella que se vuelca a entenderla como "Asociación lícita de la imagen con el pensamiento o el Mundo Platónico de Ideas inertes que son volcadas hacia el mundo de los pecados en forma breve pero, sobre todo, equina y fácilmente ergonómica", tal como Bellísima Grant (en broma) sostuviera. La versión cinematográfica de la entrada mostraría a un joven bebiendo café como bebería vodka en Rusia, o fluidos corporales propios en Desiertos Diversos. El joven se levanta y sabe que está muerto (lo dice). Un joven se despierta y su actor es el mismo que el del joven anterior. Sabe que está muerto, porque el otro está muerto. Una pantalla en negro niega ambas escenas por igual como posibilidades o meras abstracciones del conocimiento. No puedo negar la hermosura de su esencia, ni la belleza de su interpretación porque de ellas las tiene todas, incluso la correcta o la menos mala.


sábado, 22 de enero de 2011

Intercesión: Un descanso

Hans Krûger y otras mujeres han sugerido, de manera sola, la importancia de la escucha de voces femeninas, aún en los rincones menos parturientos del mundo, como en China, en donde el método es la Reencarnación. Así es como sugirieron y como yo debí haber escuchado y haberme sentido llamado por voces femeninas entre las que se cuenta la de Hansa Krûger y otras más, que se dedican, desde hace semanas, a impartir el conocimiento del cuerpo del que tan sorprendentemente estábamos alejados según conclusiones que excluyen (no por tendencia) las otras voces contrarias (que no son solo voces de hombres). Ya Élide Viamonte, confidente de la señorita Krûger de pómulos espolvoreados, dijo que Shakespeare escribió sus obras por encargo de una prima desgraciada, o en instancia de posesión femenina, o creando un narrador de tono deliberadamente femenino, todas estas, teorías que aplica en ocasiones. Ya, también, un santo dijo que los ángeles "guardan el aliento sensual de Afrodita o de cualquier mujer; guardan también su compostura y sus efectos; no hay ocasión de pegarles o de asemejarlas o de impedir que les robemos el espacio en la lista clasificada de Dios". Hansa Krûger prefirió no entender lo que yo le dijese: que siendo este espacio* uno para la difusión de mi voz (y a veces de la de Un Espíritu), era inoperante y casi siempre del diablo tener que incluir una personalidad contraria que bien podría hacerse de su propio espacio. Hansa Krûger continuó sosteniendo que en ningún espacio puede sobrar una voz femenina (y en ninguno sobra). Así es como decidimos hacerla intervenir con este texto que escribió en el Otoño pasado, cuando hubo concurrido a un recital de música ligera.

*Querrá decir: blog

Última crítica a un último disco de la banda que todos aman, Oasis

Los acordes del disco empiezan como ya empezados. Esa es una ley que Oasis sabe aplicar por la literatura. En otro momento, cada lugar ocupa su lugar. No hay pasos pensados en este disco. Este álbum es de la clase de los transportadores: porque permite un viaje o dos. Su escucha es una fiebre oceánica de pléyades sucumbiendo a la tentación de la carne, en el descenso del hombre por las serpientes, ante un agua (o dos) que rompe oscura. Una acumulación de sonidos guiada con maestría que siempre parece estar queriendo decir algo o ya lo dijo.**

Una canción es múltiple o proliferante. Hablo de la tercera que en un momento es dos canciones. Está la canción primera que a partir de ahora llamaré primaria: los tonos claros de la cítara rubicunda, nazi o de Polly Jean Harvey. Después está la otra. La alternante. Al principio es un juego. Más tarde es cuando uno acepta el siniestro. Es otra canción superpuesta, una comitiva de músicos invitados que se dejan llevar por la cítara que ya va uniforme (pero anterior). Inventan algunos sonidos para hacer compañía o solo para bromear, inventan unos pasos nuevos que no existían. Todo se produce bajo el efecto y los dominios de la cítara. Entre los músicos invitados están los integrantes regulares de la banda. La cítara llega como por accidente: el progreso del grupo es notorio con respecto de la obra anterior, pero aún se cometen ciertas frivolidades, como los intermedios electrónicos inspirados por la mejor prosa de Arvo Part (son tres intermedios de corrido).

Otra canción, la segunda, está hecha con fuerza y está pensada para ofrecer contraste con la primera que hablaba de conflictos en la infancia (pero el tono es profético). Esta canción intenta ser alegórica. Hay algunas maniobras que fueron pensadas para causar tal o cual efecto. Con pericia, el efecto se disuelve antes de que llegue a causarse algo. La intención de cierta progresión hacia el final nos da la pauta: ; o el álbum es progresivo. Otras intenciones son las de teología en el medio y otra más clara para incluir tres canciones que vendrán más tarde en esa única, para ofrecer cierta sensación de circularidad. Con la exactitud del traductor o del hereje, todas estas intenciones quedan dulcemente inmovilizadas antes de cruzar el umbral sajón de las cuestiones físicas o reales o empíricas.

El resto de las canciones es reductible fácilmente. Hace mucho que vengo oyendo hablar, eternamente, sobre la "reseña" y también sobre la "referencia cruzada" (pendiente de la geometría y el satanismo)***. Según sé, el proceso del que se abusan estos tópicos primogénitos es el de la recolección de cosas anteriores. Tiene que existir algo anterior de lo que hablar para que haya reseña. Tiene que existir Algo para que exista el diálogo. Por eso es que el diálogo no es el origen del mundo, la reseña tampoco y, por eso, es que el mundo existió aún antes de la palabra, como ya muchos han acertado en decir. Este mecanismo de la reseña es el que se usa, también normalmente, en el resto de las canciones de este disco último. Todas parecen siempre estar refiriéndose a otra. Esa otra es anterior. Con frecuencia, devuelven un sentimiento de nostalgia por lo que perdimos. Guardan y roban la esencia del cover que el cover ya había robado. Cada uno de los acordes suena exactamente como una desviación, como una nota que no era de esa forma, en un original. Hay un tráfico de ideas entre el Mundo Platónico y este álbum último. El factor de la lentitud y el otro de la extensión acentúan el efecto. Canciones lentas, extensas y desviadas. De alguna manera extraña, uno ya se encariña con todas ellas en la primera escucha: que es la segunda en este caso particular (técnicamente). La extraña sucesión de imágenes remitentes se desarrolla, entonces, mostrando el hilo de una progresión al infinito que nunca tiene cara. No hay una copia, hay una reversión, no hay un original. Todas esas cosas que el disco dice ya se sabían pero ahora se explicitan de una manera épica****. Muchos interpretarán esto último así: "La multitud de discos anteriores es una serie de causas que devino en el disco último". No me quejo de ellos pero acepto la interpretación con distancia: el hallazgo de esas causas es tarea deficiente o liquidada de antemano. No hay versiones originales a la vista. Hay un himno, pero no está la carraspera que lo arrastra. No hay mentor y no hay discípulo (Una doctrina del sur de China explica que en esta situación fue que se creó el mundo). Nadie es primero o todo es lo último. La canción nueve suena a buena versión. La siguiente suena a interpretación de un clásico folclórico. La cuarta, más difusa, emprende una renovación inmóvil. Las que quedan se asemejan a las otras. Una única se permite ser una deformación de la ya deforme canción cuarta. Como en todo hecho, La Gente comienza a preguntar: estos comienzos son comienzos de antología. Ya algunas personas hacen inscripciones en paredes y son inscripciones referenciales. Algunas personas dicen cosas de terror y de presagio incomprensible ("pero morimos ayer"). La banda que le dio origen al disco no da señales de entretenimiento y ya ha desaparecido o ha muerto. Otros fundan la defensiva. Ayer fue cuando hablé con estos medios peninsulares, medios angurrientos. Antes de esta reseña, la conversación era necesaria. Son grupos de periodistas, teólogos y otros fetichistas que permanecen estables ante la posible existencia de los originales anteriores. Hablamos de las canciones y me develaron el afán de su empresa: estaban en búsqueda de los originales que dieron esencia a estas que forman parte del disco último. Los reducía un temor: que morimos. Los motivaba una contingencia del pensamiento: que la cantidad de discos de la historia de la humanidad es numerosa pero no es infinita. Les recordé la sentencia de un clásico: "Infinito es lo que nos sobrevive". Los discos lo hacían.

Hoy, esos hombres, han dado en disminuir el número de los discos a uno que engloba solo aquellos a los que se vieron sometidos los integrantes del grupo y todo aquel que hubiera intervenido en alguna de las canciones inconsecuentes de este disco último. Vidas mortales no podrán someterse a cantidades inmortales, a pesar de que nos somete el mundo. Cinco vidas mortales, serán cinco vidas de investigadores, o incluso más: la empresa tomaba el color de la victoria, que no es color metálico. Aquellos hombres habían alquilado una habitación decente pero en decadencia y desde allí manejaban un centro de operaciones de carácter militar del que hablaron mucho pero del que nunca mostraron nada. Su misión cada día gana otros adictos. Actores, cuerno de abundancia, políticos, carnada del altruismo, políticos solo uno o dos. No es la existencia de un original lo que nos excita, es su refutación. Digo estas líneas pero no puedo evitar pensar en otra cosa. En los hombres. Son la nueva cara de un Dios o de una promesa terráquea ¿Qué vida hay afuera del original? Imaginé la cara de uno: se desvaneció en tres segundos. Imaginé a otro y a este lo dibujé: cada cara se desviaba hacia algún párpado que clausura la vida. Imaginé un último: tenía barba de nórdico y los ojos de Argos, inútiles. Hace horas que la imagen está fija. No se va y no vendrá. Nos entrevistamos mañana con uno de estos hombres, el de la barba. No habrá palabras de entremedio porque voy a comprender ya al principio. Solo necesito ver una cara y saber la medida de los hombres que mueren ¿Qué otra cosa hay después de la cara? La cara es mortal y su muerte será la muerte o la excitación.

ANOTACIÓN DEL 5 DE MARZO: La cara es inválida o deforme o la anularon. Todavía sin verla. Ya fueron veinte las visitas que se cancelaron. Tardaré en comprender que la cara me sobrevive. Que es el rostro de mi muerte o de la muerte de todos menos la mía: digo, el Apocalipsis.


**La misma frase había sido utilizada por Mark Kessing(son) (islandés prohibido o islandés encubierto) en reseñas respectivas de los discos "Have one on me" de Joanna Newsom, dos de Silvio Rodríguez y para "Pink Moon" de Nick Drake. La misma frase ya había sido utilizada por Kurt Cobanson al parodiar las reseñas de Mark. Ya alguien había hecho un comentario sobre la cita de Kurt y el realismo homogéneo de Mark. La historia vuelve a repetirse porque otros nos prefiguraron y aún otros nos predijeron. Tal vez soy la cifra final con que muere el mundo una muerte mínima pero colaboradora.
***Se refiere a los últimos veinte años pero el tiempo del texto es otro que el de la realidad: el primer tiempo de las primeras herejías, que eran llamadas reseñas o referencias cruzadas.
****Esta palabra ha llegado a vaciarse de una manera tal que algunos pueden reemplazarla por "larga", "roja", o "pagana". De ahí la famosa disputa entre "mujeres épicas" y "mujeres de una sola noche". La autora utiliza aquí el segundo sentido pero no habría que renegar del tercero de manera tan súbita como hiciera Santo Tomás de Aquino, hace un tiempo ya. Otros prefieren no darle un sentido pero explican esta situación diciendo que es como la Tierra Prometida, ya estaba ahí desde el principio pero ninguno sabe como explicarlo.

miércoles, 5 de enero de 2011

Estar también en el futuro también es una ausencia

Idea que refirió un programa de televisión es una que no hace mucho empezó a expandirse sobre la cara de Dios. El programa era una suerte de experimento de simulación social. Sus personajes eran tres cuando contamos a los que sobreviven de un día a otro. Los tres compartían la suerte de los jóvenes y los marginados: querían ser policías. Los tres no se habían dado cuenta: lo eran desde hacía tres años o dos, pero los arquetipos bíblicos ejercían sobre ellos una ceguera especial, la rutina. En un capítulo hay una muerte dolorosa y secreta. En todos los demás también. En el siguiente, una multitud se congrega en una plaza pública para repudiar el control despótico que un gobernante hace de ellos; los tres policías toman el poder para que ya nadie diga que son "oficiales corruptos": en este punto, la serie ha variado para ser su sucesora o una definición nunca antes oída; la gente celebra después y la están matando; la gente celebra porque la están ordenando; el último de los oficiales casi pregunta: "No tengo nada contra la gente, solo, no la coloque tan cerca"; esta frase también es última y tampoco es oficial. Súbitamente encuentro que relaté el final de la serie. Un dato mínimo que muchos disfrutan de leer sobre ella es uno que habla de las operaciones oficiales para encontrar maleantes. El método es numérico, como el método del apocalipsis o el de la astrología, cuya unidad es el año o la causa. Es también un método externo y un método no específico. No falta para que entre en el concurso de los métodos inadecuados. Participa en verano de los métodos fáciles y de los métodos para después de Navidad. El método puede ser definido en estas palabras: El cálculo del tiempo restante para el final del capítulo está evidentemente relacionado con la confirmación de la sospecha sobre un incriminado. Pongamos por ejemplo: Una mujer muere por argumento teológico. Su muerte está rodeada de suspenso místico y dos veces se reza un padrenuestro completo, dos veces se pregunta sobre la identidad de la mujer, dos veces se dice su nombre, dos veces hay alguien que refuta: la atmósfera es de simbolismo irresuelto pero que se resuelve. Su marido había dormido con ella toda la noche y habló muchas veces conversaciones que nadie conservó. Uno de los oficiales, el menos astuto, sugiere que el marido es culpable (esta mención es siempre necesaria pero nunca es definitiva). Otro oficial sugiere que se lo ponga a consideración. El tercero, el último, calcula el tiempo de final: restan cincuenta minutos. Su deducción será la siguiente: si condenamos a este ahora ¿cuánto tiempo quedará por llenar y sin material razonable? (aunque ni una de estas especulaciones se pone en escena). El marido gusta de la libertad y le dan el gusto. El método suele ser pretencioso pero también acierta mucho. Muchas veces se equivoca pero la equivocación excede las características del programa y queda flotando en el aire o afuera, de manera que la verdad resulte otra. Muchas veces, cualquier marido puede empezar a reanudar su carrera en la repartición de argumentos de la que vengan nuevas víctimas y sin necesidad de estar casado: pero estos hechos no suelen contarse en el episodio o se cuentan como disculpa en episodios posteriores, cuando ya a nadie le importa porque el tercer oficial, el último, tendrá un hijo con la telefonista y un hombre que mata de acuerdo con los horarios de trenes y las iniciales de un nombre ya está dando que hablar y está en la televisión. El método es peligroso: una mujer es sospechosa de haberle hablado a su tía antes de su muerte; inmediatamente se convierte en sospechosa de la muerte misma; calculan el tiempo restante y son cincuenta minutos; se la libera y se la perdona; pasan cuarenta minutos y la asesina vuelve a ser la misma mujer (pero nunca había dejado de serlo): en estos casos, no se ha tenido en cuenta el factor de la sospecha postergada, pero muchas veces se tiene y no muere tanta gente. Otra vez el programa dura diez minutos y con resolución incluida. Muchos dijeron que ese episodio ya estaba dispuesto o predestinado a ser así. Extrañamente, los oficiales lo sabían y apuraron sus averiguaciones. Todo pasó tan rápido que decidieron guardar la identidad del asesino que también pudo ser una vaca o un gorila no amaestrado, en la época de los plenos gorilas con maestro. Los tres oficiales son tres por una costumbre de la memoria, que ya supo de Moiras que también ocasionaban y prevenían el futuro y de Erinias quienes también se dedicaban a juzgar con crudeza y ceguera. La triple operación se puede resumir en un oficial, pero el programa es de carácter alegórico.

Entrevista con uno de los creadores que no se llama Jeff Johnson:
- ¿Podríamos concluir que descubren crímenes por el tiempo que falta para que termine el programa?
- Si.
- Todos deberían ser programas de 50 minutos, porque calculan desde la primera vez que aparece un sospechoso. Una vez sucede que quedan 20 minutos, habían rellenado otros 20 con chistes sobre judíos y negros hablando mal.
- Si.
(Inventado por Un Espíritu para su "Conferencia sobre papeles letárgicos y subculturas que esperan por un miembro")

Nelly Kelley, de la revista "Panteísmo no es Globalización", acertó en mostrar la eficacia natural de estos oficiales que nadie necesita escribir en un guión. Los tres se encuentran en la escena y las cosas fluyen, fluyen como el río del tiempo, por ejemplo. En otro artículo resalta la capacidad artística de los tres oficiales que muchas veces deben fingir relaciones conyugales entre ellos mismos, o entre otros miembros del escuadrón para estimular respuestas en los sospechosos: respuestas que no necesitan pero que ayudan a complementar la sagacidad adquirida o la contradicen para bromear. Nadie hay de los que son capaces de notar más cosas en el desarrollo del programa, pero los ayudaré mencionando el hecho fantástico de la previsión de pensamiento: los oficiales acompañan el devenir mental de los sospechosos completando sus estados mentales con sugerencias, situaciones, hipótesis, hiperantítesis que, por lo común, no manipulan el amplio, convexo y difuso mundo de los hechos pasados, que hasta se confunden con el pasado (quiero decir, con el mito). Ante una escena de lágrimas, el oficial puede comenzar sugiriendo que la persona estuvo muy enfadada, que tuvo una discusión con la otra que ya murió, que tiene un registro de acciones que también son "ejemplos para un Ser Vengativo", y otros hechos más o menos genéricos que no descartan la importancia de estar lidiando con un homicida (resultado silogístico de la operación). Nelly Kelley se aprestará a omitir estas anotaciones que yo hago por decir que son más bien características contingentes o no premeditadas, carácter, este último, que (como ya aprendimos del tercer y último oficial) "Jamás quita el mérito de la culpabilidad". Y es cierto.


Las repercusiones del hecho del final anticipado no tienen límites. Margo Strôgmer ya había escrito un manifiesto a favor del marxismo llamado, "A favor del marxismo", que goza de la clave de los comunistas que es "siempre ser explícito", carácter que ha comportado excesos de interpretación. También escribió una novela sobre seres con nombres autóctonos y arcaicos de aparición espontánea que adolecen de niñez y de embarazo o de proceso, y que a cada segundo están en un estado sin causas vívidas, que recuerda fácilmente a esa "Tierra de los cinco minutos"*. Ahora también inició una campaña que involucra al programa, a su método y a la Primera Persona, Bellísima Grant. Esto Bellísima Grant, "mujer del pueblo", "cara autóctona", "palabra de todos o de Dios", "miembro del orden", es también el blanco experimental de las primeras bromas, los primeros usos de un sobrenombre y la primera deudora de un programa sin cuotas de adquisición solar. Dicen que Dios la creó para bromear y para "ver que pasaba" o "por si acaso"; su costilla es fértil y su sexo es dudoso, pero también inició las primeras dos guerras mundiales a las que opacaron las dos siguientes verdaderas guerras mundiales (definitivas) y a las que los profesionales de la historia simularon bajo el nombre de "carrera armamentista" o como un nuevo affaire de Roosevelt con quien también tendría al nacionalismo. Como Bellísima salió bien, pasó a ser un personaje de Virginia Wolf, pero algunos se resisten a dejar de llamarlo como es, Bellísima Grant, hecho que atrasó cien años en el tiempo a la humanidad que ahora tendría implantes de córneas gratuitos e innecesarios. Bellísima Grant, proyecto de hombre, también es recientemente utilizada con el método del final anticipado. Margo Strôgmer utiliza el método para desarrollar la vida de esto y ha adivinado tres casamientos y dos muertes en Bellísima Grant pero ha olvidado mencionar el sexo de sus hijos antes de nacer. Aquel podría ser el comienzo de toda una raza paralela que Dios había cuidado de vedarnos. Algunos magnates no han dejado de decir desde hace dos meses que el uso del método de El Último Oficial en la vida de Bellísima Grant supone la creencia en la teoría de la predeterminación y supone saber el final de la vida de esta persona que ya varias veces se ha declarado "Inmortal y recesiva". Margo Strôgmer, católica absoluta, ha aceptado las críticas y nos ha recordado la utilidad secreta de ser comunista y anti-comunista al mismo tiempo, goce que ya algunos mártires cristianos implementaban y al que los padres de la Iglesia llamaron "Bilocación". Margo Strôgmer toma la vida de Bellísima Grant y cuenta: faltan tres años para su muerte, hoy Bellísima Grant sufre de una descompostura; Margo deduce que Bellísima no puede morir hoy y que su muerte es irremediablemente lejana, pero irremediable. Muchos hacen como que anotan que entonces es como si Bellísima ya estuviera muerta. Margo se ofende. Un hombre inteligente ha sabido decir: "La acción de adivinar instantes sucesivos en el tiempo a una distancia de minutos o días es casi una molestia, una carga o un chiste que no ayuda a resolver cosas que si pasaron. Sería un adelanto tecnológico importante permitirnos abandonar este método y dejar que los hechos se desarrollen según su curso natural: el del reemplazo y la reposición. Me estoy perdiendo mi programa de televisión". Mi deducción personal es la siguiente: el método del oficial es utilizado a partir de un régimen horario predefinido para adivinar hechos externos a él; el método en función de Bellísima es reincidente porque se basa en la vida de esta persona para adivinar hechos de esa misma vida (es decir, su vida). Los resultados son abominables.

Últimamente es cuando adivinos y oficiosos de la traducción han decidido aprovechar el método del Tercer Oficial para adivinar el devenir del mundo. Utilizan el sistema de años y meses. De esta manera es que se ha sabido que Venezuela no declararía su guerra a Malawi porque esas cosas suelen suceder en Noviembre, según datos de La Historia. El gobierno de Venezuela se defendió diciendo que no dejará de hacerlo, pero que aprovechará el sol de Diciembre para tostar a sus soldados y confundirlos con nativos. En la confusión, los soldados de Venezuela correrán con el riesgo de matarse a ellos mismos o de defender la causa de Malawi, quien espera desde hace años por un mesías que Venezuela simuló ofrecer en Octubre pasado a cambio de un dinero que no se devalúa: La fe popular. Una crisis de inflación atacó el sistema de un país a cargo de una presidente. Los oficiosos adivinaron que no dimitiría. La presidenta no dimitió y es posible que la influencia de los adivinos haya sido perniciosa.

*Hans Krimer, recientemente, ha sacado a la luz un manuscrito que otros se apresuraron a decir "Obra de arte" y "obra de teatro", simultánea e increíblemente. El manuscrito no está terminado, pero lo está y también estaría basado en esta tierra de los cinco minutos que mencionamos. A cada momento, en esa obra, la situación no tiene causa evidente. No tiene causa alguna y muchos espectadores que la vieron de día se quejaron de la "vigilia infundada a la hora del sueño" (con estas palabras) a la que la obra induce. Estos mismos espectadores se apresuran a cambiar de opinión y olvidarse, hacer comentarios sagaces o más bien genéricos o hablar de un poema de Baudelaire que a todos les gusta volver a decir porque es tan bueno.


La vida también es numérica (además de la historia, la filosofía y la resolución de crímenes en serie): Resume este texto en GoogleVersions y averigua en que categoría entra según el novedoso sistema de catálogo por número de caracteres (La literatura realista no puede limitarse a los 1000 pero vence una vez más a la literatura fantástica tras el descubrimiento de estos fósiles de unircornio)