jueves, 19 de enero de 2012

La cena- Parte I: Una postergación de un argumento

Mi querido favorecedor de tres años sueltos que no fueron guerra civil:

Aprovecho y le envío este mensaje. Resultaba que, de repente, cuando un día estaba cortándose por el color, el sol semilunar, como iniciando un paréntesis (porque los hombres viven de día y dos hombres no son distintos a la noche) y en un acto de ocultamiento final, nos ofrecía una nueva pieza para la fe en la humanidad: el secreto de su ojo, primero; después, la persistencia, en la otra cara de la tierra, en el otro hemisferio, de hombres despiertos que podrían llamarse entre ellos por nombres distintos (o por el mismo, pero sin darse por aludidos), es decir, la luz de su visión, en el mismo espacio de tiempo; por último, la seguridad del sueño, al que nos atenemos porque sabemos que los hombres, en la otra cara de la tierra, impedirán la destrucción del mundo y sostendrán la mirada (o no, pero no lo supimos). Entonces, en ese momento, recordé que me había olvidado de algo. El tiempo no será menor culpable que el destino o la pluralidad de las formas. Es que la memoria laberíntica fue construida como una serie de compartimentos entre corredores a veces clausurados. Dos cosas se derivan de todo ello: en primer lugar, que solo es cuestión de dar con los corredores indicados matemáticamente y desembocar (porque uno desemboca) en el recuerdo X; en segundo lugar, que la evolución natural no es mucho menos fetichista que nosotros. El recuerdo que buscaba, Favorecedor, era el de usted
(también uno deja morir a las personas que olvida) y en ese momento decidí que tengo que invitarlo a una fiesta, porque había algo que necesitaba pedirle y hacía mucho tiempo que no nos sabíamos. Vamos, venga a una fiesta.

PD: Aprovecho que voy a pedirle para pedirle el nombre de algunos ejemplares de ese género literario más o menos reciente de "Libros de Hastío" del que usted me habló hace meses, en los que el afán de identificar las emociones del protagonista y del lector (que ya había derivado en el terror), conduce a largas escenas aburridas, agotadoras pero, ante todo, que jamás voy a terminar de leer. Y pedirle también su casa de campo en La Florida. Adiós.

Idealista Empedernido
3/01/2012

Después de terminar de escribirlo, recuerdo haber pensado que mejor hubiera sido enviarle una de esas bromas por correspondencia, como la del cerdo y el canario, que no viola ningún acta barrial de las que firmaron todos, a excepción de los gitanos. A fuerza de metonimias y suposiciones, estas bromas, como la del cerdo y el canario, resultan ser en buena ley y hasta ocurrentes. Esas mismas metonimias, también provocan, para los afectados por las bromas, un brazo menos, o una pierna. Recibí la respuesta poco después.

Idealista incomprendido:

Leí eso recién ayer. Le digo que estuve averiguando y que es verdad que es probable que suene convincente que vaya a su fiesta. Después de todo y con la sinceridad de mi alma, creo no tener ninguna injerencia en ese nivel (no puedo tenerla). Solo soy un meteorólogo con una casa de campo en La Florida.
El favorecedor
5/01/2012

Querido favorecedor:

Antes de ayer volví de haberme ido antes de ahí y entonces empecé a contestarle ayer, pero le envío hoy y le respondo: Seguramente; claro, claro; todo sea por bailar la rumba.

PD: ¿Puede usted creer que nunca sé como puntuar las frases orales y las frases hechas? Es que solamente me gustaría saber sobre su casa de campo. Ni siquiera pregunto ya por los libros.
Pensamientos positivos
Idealista Empedernido
8/01/2012

Idealista Empedernido:

Lamentablemente estaré de viaje toda la semana y no llegué a leer su mensaje si no hasta el 17 de Enero. Enviaré a alguien que me reemplace. Espero que sea leve para todos sus invitados.
Saludos
El Favorecedor
9/01/2012

El favorecedor:

¡USTED NO TIENE DISCULPAS! perdón, estaba ejercitando mi tono declarativo. ¡Usted no tiene disculpas!, quiero decir (en un lenguaje menos lógico): usted no tiene que disculparse. En una ocasión va a ser otra ocasión y tal vez sea de reencuentro entre dos personas. Quizás esas personas seamos usted y yo, si la ocasión ya era nuestra (¡no hablo de ninguna ocasión en especial! Solo es una). La fiesta lo resentirá, la fiesta lo resiente y debo decirle que tendrá que haber lástima en torno a su ausencia, porque en el momento en que... Ya basta, me largo de aquí...

...ahora. Carros y multitudes se acercan a la casa. Todo sea para la fiesta. Algunos vienen desde muy lejos ("No estamos contentos"). Otros, simplemente y por contrato, son mis compañeros de piso. Muchos sólo pasaban para consultar una dirección y se retuvieron ("¡Por favor! ¡La boda de mi hermana es en solo una hora!").
Cenar en casa con los demás: quizás otro nombre para el holocausto del mundo, que según Hawthorne empezará en sus bibliotecas y en sus elecciones literarias (solo lectores de publicaciones mensuales se salvarán; hasta la propia Biblia terminó condenando a sus lectores). Primero llegaron los menos característicos, que solo podrán definirse por llegar primeros: irrelevantes. Bellísima Grant, después, llegó en representación de muchos, y estoy siendo lo menos literal que me permite la teología. Hans Krimer y su tropa se dejaron ver un rato más tarde. En cambio, según supimos, Un Espíritu ya estaba allí desde hacía tiempo y contra su voluntad, por meras necesidades argumentales (que, debo aclararlo desde ahora, no toman cuerpo en el desarrollo de la fiesta). Quiero decir, Un Espíritu ya estuvo allí, desde cuando nadie lo vio entrar: "Los estaba esperando desde hace años", dijo. Pero, ¿Qué es lo que se propone? ¿Acaso sería una metáfora del tiempo en la creación artística? "Si", dijo.

No tardan en seguir: una mujer que es Rose McCarther, luego Élide Viamonte (anti-fetichista de pie), luego ¿Hansa Krüger?, pero se suponía que vendría con la tropa de Krimer. Otros llegaron antes de que estuviera tomando nota. El registro de la cena me obliga a no estar. A diferencia de la Divinidad, que ha escrito una historia de la que es partícipe como personaje, tengo que hacer de mi presencia y de mi verdadera presencia, tareas alternativas.

- Está muerta. Ella... está muerta.

Tony Buda (¡Badaaah!) apenas aparecido en la puerta. Su alusión era evidente. Unos días antes había apelado a fuentes confiables de hipótesis para demostrar el futuro reemplazo de la mandataria argentina a la que intervendrían quirúrgicamente, por causa de su muerte, en la mesa de operaciones.

{Hace dos días, en la cafetería con Tony Buda:
- Te digo, amigo, los fondos gubernamentales que usan para reemplazar hombres famosos y astronautas están en aumento.
- ¡Y crearon el fenómeno OVNI para desviar las sospechas sobre el destino de esos fondos!
- Bueno, sí.
- ¡Sospechas que ellos mismos también negarán... desviándolas públicamente hacia cirugías de famosos!
- Bueno, claro.
- ¡Admiro sus reflejos!
- ¿No deberías dejar de usar esos signos de admiración doble? Quiero decir, son casi una nota de suicidio. (Silencio)... La van a reemplazar al morir. Ya lo hicieron con Borges, McCartney y también Lennon, que después se murió. Es lo mismo de siempre.
- Eso parece. Solo que esta vez la muerte está programada.
- Te digo, es el gobierno de Estados Unidos... El Imperio- ahora observa el mundo frenéticamente
- ¿Van a ordenar algo más?
- No, no. Ya tráigame el chupetín- sigue observando
- ¿Chupe-Ahora?
- ¿Chupe-Ahora?, ¡por favor! ¿No tiene Suck-Now?}

Tony Buda ya adentro de la casa, la puerta es final.

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