Hoy, muy raro, me desperté riéndome mucho de un gato muy chiquito que haya. Se había ido a un extremo el gatito, había hecho lo que mis padres siempre me dicen que no haga para quedarse tranquilos. Muy extremista el gatito. Entonces hice lo que todos hacemos con los extremistas: dedicarles un colmo. Acá hay uno:
Era un gato tan chiquito que iba a ser acariciado y se pasaba la caricia.
¡Así de chiquito es el gatito!
Y acá hay otro:
Era un gato tan chiquito que el olor lo pasaba de largo y siempre bañaban al segundo gato, dos veces.
Ese último se parece mucho a una idea que tuve para mi sección "Perfumes". También puede ser una metáfora de muchas cosas: me gusta haber creado un dicho popular. "Los segundos gatos" van a ser grandes, van a conquistar muchas ciudades cuando vean que son unos pobres segundos gatos.
domingo, 7 de julio de 2013
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