martes, 21 de diciembre de 2010

Precursión

Buscaba a los precursores de mi carrera de la vida hacia una condena epistolar que me enviasen un día después de ya haber sido colgado públicamente y sin necesidad de hacer justicia por mano propia*. (Cuando) entonces descubrí dos hechos inmortales en la, asombrosamente, lineal cadena de acontecimientos (y no tanto).

Hubo, es verdad, otra suerte de proposición antes de que adoptase a estos dos inmortales y así los incorporase en algún formulario del futuro; o "y así dejarlos ahí junto con mi registro de afecciones sociales o de elementos punzantes y premolares que no son un cuchillo". Hubo una idea: hacer de mis precursores a agentes del futuro inventados con cierta negligencia de mi parte, pero con una negligencia hermosamente ornamentada y corrosiva. Tendrían espadas y cada espada (del futuro) podría mostrar un resumen de los conceptos más categóricos con que los había escrito. Los conceptos se veían reflejados en la hoja. La hoja estaba desnuda. Las espadas eran objetos vulgares en un estado de cosas que pertinentemente hubiera descripto. Olvidaría apuntar las espadas y causaría conmoción terrenal. Dos hechos me obligaron a desistir de la hipótesis. El primero, una pesadilla en torno a las hojas de las espadas y mi incapacidad para darles un contexto real o autosuficiente, las cualidades de un dios. En mi sueño, a las espadas no se les ofrecía sitio donde rasgar, ningún sitio parecía violable, porque eran espadas de un acero muy blando y futurista. El otro hecho: un riguroso análisis del "Programa de Precursores Históricos" que me reveló que ya uno había utilizado estrategia tan psicótica pero gentil (como de esa religión sectaria del sur de Illinois). Era Cervantes. Cervantes habría designado a "Deesas vertiginosas sucesiones de imágenes con sentido que tratasen la manipulación del tiempo" (en una directa alusión a 12 Monos y Lost ). A su propia vez, Cervantes fue precursor de otro: de James, quien hizo tributarios de su vasta obra a las películas con finales elegantes, a los libros con finales elegantes de Dan Brown y a otras telenovelas mexicanas que hacen culto a la ambiguedad (no tanto por motus propio, pero, definitivamente, en pos de una deliberada accidentalidad). La teoría del plagio se desvanece en tres instantes secos, pueriles, villanos. Este último hecho, por demás, se enlaza con otro más superior en base empírica, pero no menos fantástico: El sitial oficial del Sistema de Precursores y su página oficial aquí.

Procedí al acto de evacuación que a los mortales más agrada: La eliminación categórica a partir de un catálogo (no clasificado). Seleccioné opciones al azar, mientras en mi actitud eliminatoria descartaba opciones como "Una película de amor entre dos personas. Una de ellas, de herencia militar y de herencia filial. La segunda, de veinte hijos que le dejase su esposa muerta. Este hombre se encuentra con una mujer y sus veinte hijos, todos vejados y amedrentados por una patria vejadora y amedrentadora. La mujer había tenido veinte hijos y había sido abandonada veinte veces consecutivas, cuando el director no supo que bastaba un único y determinante abandono (al final)." Descarté, también, un texto similar al que le agregaban las siguientes líneas: "La mujer de veinte hijos resulta ser la esposa muerta: la multiplicación es peligrosa e infinita ¡Y la película apenas comienza!". La eliminación fue gustosa y exaltada que hasta perdí la cuenta y perdí dos o tres buenos argumentos literarios. Durante el "Proceso de Eliminación Continuo", fue perfectamente posible plantearme el verdadero sentido de mi búsqueda y sus motivaciones más justificantes. Afortunadamente, estos lapsos eran de los llamados "lapsos momentáneos" y se desaparecían cuando frotaba mi cabeza contra una superficie rugosa.

Finalmente decidí concluir mi investigación con la adquisición de dos hechos que, afortunadamente, inmortales, signaron el principio y el final de mi carrera vital.

El primero es "Harriet: The Spy". Cuenta la narración que una pequeña escritora, con aspiraciones de Kafka (aspiraciones concretas ¡oh, terribles aspiraciones! Desasosiego de los serviles arrastrados). La película contiene una de las escenas más grandiosas en la historia de la economía no mercantil: el crudo desvelamiento de la verdad en un diario privado que aún desvela tantas otras verdades, solo por inercia. El argumento también repite las secuencias de "Hombre solitario con colección de palomas", "Niña presumida, inerte y herbívora" y la tendencia a "Mejor amiga negra": todas ellas, secuencias que parecieran extraídas así, sin más, sin redefinir, en collage, a partir de un manual informal para casos de emergencia. Muchos dirán que el 80% de las secuencias son repetidas. Yo puedo decir dos cosas que pensé durante algún tiempo: reemplazar el calificativo "plagio" por el otro" representativo de una(s) época(s); o también puedo decir: ¡QUÉ COSA NO ES EL MUNDO SINO LA LIBRE COMBINACIÓN DE SECUENCIAS YA NOMBRADAS POR UN DEMIURGO TRAIDOR! Ruego honestamente que cada uno elija su cosa favorita en favor de mis beneficios personales. A cualquiera le parecerá dificultoso hacer una conexión entre Harriet y mi futuro colgamiento público, pero yo diría que las pruebas están a la vista.

El segundo hecho, dos veces inflexivo por una vez personal (y es muchas veces personal), corresponde a otro Tratado de la naturaleza humana. Su transliteración corriente es "¿Quién engañó a Roger Rabbit?", pero en el mito original tiene más coherencia, más sangre y a veces uno puede contar que las vocales están bastante equilibradas. El mito original es sajón. Su esencia y su tema son los límites entre la realidad y la ficción. Su argumento fue dado por los sueños pero, como todo mito, fue impulsado por una guerra, por una mujer o por una planta. Es también una sátira de la guerra fría, un pacto con la sensualidad femenina o una planta, según diversas interpretaciones que han corrido y adelgazado hasta quedarse como líneas marcadoras o como "hechos importantes en una línea del tiempo escolar". Hoy lo reconstruyo a tientas, a través de los corredores cinestésicos, precipitados como evaporables, que cada tanto invento (o restauro) para controlar la visión. En un corredor estoy yo, de parado y silencioso, vociferando porque mi contacto con el mito estaba condicionado por unos que eran de Multicanal, institución tan astrológica como inalcanzable que reparte mitos pero lo hace con atraso y siempre va atrasado. Incluso en "siempre", Multicanal viene después. Este es otro mito. Aquellos muchachos impartían el mito con la diligencia de llegar tarde, entonces, pero se los perdonaba por estar todo ya programado. El argumento no escatima verdades universales y uno puede contarlas sin la ayuda de un mayor. Tiene la gracia y el don de todo museo: es categórico, platónico, eterno, sacrificado, procedente; todo eso se reduce a Inmóvil. Cuando era chico diseñé una cultura precolombina en la que las sílabas no podían tener final como "f". Bajo circunstancias asombrosas, toda la raza se extinguía junto con los datos que podrían encontrarse sobre ella: con mi misma historia, incluida entre los datos. La sensación era la de crear un imposible o la de pasar mis horas como fantasma. La visión que este argumento impone es igual de fantasmal e igual de inventada.

Naturalmente, el solo nombramiento de estos acontecimientos los ligó a la cadena significante. A ellos le siguieron otros sucesos menos felices, como por encantamiento. Tres meses dormí bajo el cielo de Irlanda que es Patria de extranjeros. Visité grutas antiguas en una zona de laderas. Escribí una carta y declaré a mis precursores. Negué la muerte de una esposa y negué su reaparición como esposa muerta. A partir de este punto, los datos se vuelven inexactos. Tres meses dormí bajo el cielo de Irlanda, pero nadie me conocía y debieron no reconocerme por la cicatriz. Poco después, más tarde, accioné el mecanismo y di con mi colgamiento público. De estos colgamientos hubo dos o tres y se siguen continuando. Multiplicados, habían perdido toda el significado que alguna vez causaron.


*Se refiere al suicidio que ya probaron sin agrado la Doctrina del Eterno Retorno, El suicidio (que ahora industriosos del comercio gráfico llaman Boogie-Boogie) y con consecuencias dispares o polémicas. Otras sensaciones del momento como una mujer y una bebida de nomenclatura y composición cítrica. Un comunista lo intentó tres veces pero eran tres comunistas diferentes y sus, apenas notables, facsímiles de diferencia específica los confundieron y redujeron a uno en los registros públicos (más tarde, ante la corta pero importante cantidad de comunistas vivos, el suicida terminaría por reducirse a ninguno). Es común, por otra parte, en escritores y profetas que desaparecen de un día a la eternidad (estoy siendo perifrástico). Muchos científicos de carácter detallista o tangencial buscan una analogía entre el estado pre-Big-Bang y el sujeto suicida, que sufre de cosmoagonía. También "Lost", quien antes ya había intentado "morir por desaparecer y pasar desapercibida" y "muerte por ciclicidad y pérdida de la capacidad cognoscitiva", pero ahora prefirio "dejar que la corriente de deseos intrínsecos y desencadenantes condujera al Gran Puerto" (Y NO ESTOY CITANDO).

jueves, 28 de octubre de 2010

Argumento para la no filmación de un argumento fantástico


No! I am not Prince Hamlet, nor was meant to be;
Am an attendant lord, one that will do
To swell a progress, start a scene or two,
Advise the prince; no doubt, an easy tool,
Deferential, glad to be of use,
Politic, cautious, and meticulous;
Full of high sentence, but a bit obtuse;
At times, indeed, almost ridiculous
Almost, at times, the Fool.
T.S. Eliot: The love song of J. Alfred Prufrock

Wherefore art thou Un Espíritu?
Himno a Un Espíritu


Propietarios del comercio de los sueños y los lazos no consentidos me han rebuscado el estómago hasta picarlo con algún despróposito evidente que me hiciera saltar de la apatía general hacia estas, llamadas, cosas nuevas. Uno de ellos, Hans Krimer, me ha propuesto en tres cuotas no obligatorias, la filmación de una película con inicio en la historia de mi amigo secreto: Un Espíritu. Un Espíritu no tendría nombre y siempre lo llamarían o por señas o por confundirse queriendo llamar la atención de otro y que Un Espíritu se diera vuelta, perseguido y equivocado. Le dije, como primera excusa, que el negocio de la filmación me parecía uno de las más negras vacilaciones del ser humano, desde el momento en que permitían la cópula pero nunca el embarazo o, si lo permitían, extraían a un bebé de este "mundo real" que pudiera encajar con la descripción del nunca-nato. Descubrió alguna falacia formal pero no me corrigió, molestado, pero sabiendo que me preocupaba el destino de aquellos pobres alienados.

Traduzco algunas partes del diálogo en alemán:
- Un Espíritu no tendrá representante oficial. Se revelará al final de la película o no se revelará nunca, eso queda en el criterio del espectador. Se manifestará en los miembros del personaje principal que ya presentamos y atinaremos a entremostrarlo (sic) por uno o dos rasgos sobresalientes que no bastan en conjunto para decir que es otra persona, pero bastan para generar una molestia.

(Diálogos sobre una guerra civil)
En las puntas se le veía un afán cosmogónico y cierta tendencia gratuita hacia el neologismo de las palabras que el castellano no tiene, como "entremostrar" y "discreción", aunque esta última exista a veces pero nunca sea autorreferencial. Tampoco tenemos "autorreferencial".

- ¿Pero quien será el protagonista?

- Usted, ambiguo.

- ¿En base a qué? ¡No protagonizo nada! ¡Es un personaje!

- Entonces será su personaje

- De acuerdo

- De acuerdo, ambiguo.

Los siguientes minutos fueron hablados desde la posibilidad de iniciar la película en el marco del estereoscopio. De terminarla en el marco del estereoscopio hicimos un resumen de ocho minutos. Desde la primera impresión encontré que nuestro hombre, Hans, determinaba todo su amor por la cinematografía por el dogma del estereoscopio y que una vez había diluido células de un tallo vegetal. En perfecta instancia, mi historia era una excusa para el uso de esta técnica narrativa, en breve y culposa asociación con la técnica de los sueños, de la imitación y de la pantomima.

Hans Krimer se afanaba por iniciarme en este negocio de los ventrílocuos. Un detalle siempre me había impulsado a cometer algunas desaforadas, liberadas, riesgosas y arrancadas asociaciones mentales. Era el detalle de los guiones y de llamar a los personajes por lo que eran. En el caso de que una película se llamara "El hermano Idiota" y de que Hans Kramer jugara en el rol de "hermano idiota", su nombre será corregido desde "Hans Krômer" hasta "Hermano idiota". Un futuro y potencial pero, sobre todo, otro actor llamado Hans Strôgmer, será el hermano del hermano idiota. Se lo rotulará como "Hermano del hermano idiota" y no como "Frédéric Kraumer" (Frédéric, Hans, Kraumer). En esta película que Hans Krimer oficiaba, podría ver casi resuelto el fetiche que me condecoraba "Excéntrico". Hans Krimer, por su parte, no entendió la necesidad de incorporar al elenco a un hermano idiota, pero supo relacionarlo con la cuestión de las deficiencias emocionales en la infancia, alguno de los trastornos que se presenta como tópico central o como "tópico angurriento de fama" en una de las líneas de la obra que reza sobre Un Espíritu. Otro detalle clave que Hans Krimer sugirió mencionar es el de que todas estas personas resultaron (al menos alguna vez) ficticias. El hermano idiota está incluido.

Entre las otras conversaciones con Hans Krimer, éste se declaró realista y soltero, todas profesiones, no solo insólitas, también unitarias, infelices y presas del subjetivo afán objetivista. En español serían las profesiones del obrero y las del liberal, pero esta, como toda transliteración, sufre de espasmos y de trasnoche. Intenté medir el éxito de la película de acuerdo con estos parámetros, pero el resultado fue un fracaso mental o el plagio a "El gabinete del doctor Caligari" (película, ya ella sola, harto facsímil, de tiempos breves y alegoría circular). Hablamos otras tantas cosas que nos dormimos y pensamos que no hablamos nada (pero hablamos). Entre las intervenciones forzadas de la señorita Hansa Krûger, maquilladora, están su afán de tierras en la ex-Alemania Oriental y su otro afán (Afán que ella denominaría "Afán II") completamente distinto y sin plan, posesión de esclavos en un campo de trigo. Ambos afanes me parecieron menos determinantes que hermosos, y decido traerlos. En el medio del segundo hubo interferencia y los esclavos pudieron tener el riesgo de acabar con herpes: no llegué a percibir este último punto, como ya hice notar, pero su mínima importancia reside en la belleza de volverse explícito o en la graciosa algarabía de quedarse mudo, como en interferencia.

Un importante conflicto surgió a la hora de ensayar la escena que dice que en la segunda guerra mundial no hubieron muerto tantos. El segmento fílmico era iniciado por un cartel de medidas máximas comprimidas (que seguían siendo, todavía, máximas). Como en todos los casos anteriores, yo presenciaba el curso de las representaciones que Hans denominaba "entrenamientos", pero en verdad quiso decir "enumeraciones". Jamás pudimos reemplazar con algún éxito remoto esa locución hispánica en el panorama de germanísimos inmóviles diciendo que se matarían, jugando a los soldados y vaticinando muertes horrorosas pero, gracias a Dios, futuras. La cuestión, que llamó a todas mis atenciones a comparecer, involucra a Hansa, a Margo y a otro, pero todos estos son nombres de vida real, como comer embutidos. Daban pasos de alegría, que son los pasos de la actuación. Las miradas eran siempre de tres cuartos de perfil y, a veces, de medio, pero siempre consintiendo que los ojos parecieran muertos o vacíos, ojos de muerte, de sueño y de idiota (muertos y soñadores). Margo escuchaba atenta las razones que el otro daba sobre una cuestión. Hansa la maquillaba y ya estaban filmando (porque Krimer es vanguardista). El otro daba su papel. Y ahí es cuando decía (en tono de amor) "Y que (...) y lo que nos acaeció", decía cosas de un conflicto armado que dejaba anónimo. Cuando llegaba a las partes donde había un sujeto explícito como era "Guerra" o como eran sus actores propios, unas omisiones incidentales, cuidadas hasta el cansancio, irrumpían sin temor infundado. Como no entendidos. Venían, decían pero sobre todo omitían. Iban omitiendo, así, omitidos ellos mismos. No sabían que yo había estado hablando de ellos y que ellos estaban muertos (según lo que yo decía).

Otros sucesos menos innovadores pasaron. Una mujer se negó a ser su papel y apareció en las cintas de filmación haciendo de otra que era el mismo personaje de Margo, pero en los momentos que le incumbiesen de verdad. Sorprendentemente, su molestia no se hizo notar y todos pensaron que en verdad era quien no hacía que era y ella tuvo que quedar muy resentida. Este resentimiento fue de lo menos interesante porque, después de todo, su papel era, más bien, agregado, último, colgante o durmiente. Otro hombre negó la calidad de mis argumentos y negó la doctrina de Un Espíritu sobre el tiempo de la eternidad, en propia escena. En esos momentos se sintió un movimiento como de placas en el suelo.

Avisan de afuera que el éxito de la película es cuestionable. El impulso creador de Hans Krimer no será más que un impulso plagiario. Su duración (aproximada) es de veintidós horas. En la película quería estar el mundo. Siempre está el mundo, acá quería estar entero. No podía evitar llorar por Hans Krimer. Los mayores fracasos, suelen ser los propios. Un pintor fracasa vivo pero por una mancha y después muere y es famoso: el fracaso no era de él, era de los otros. Hans Krimer fracasaba todo él. La película duró un mes ante el ojo público, pero eso decir bastante poco porque, en su transcurso, confluyen, apenas, unas cuantas pocas emisiones justificadas por la duración. Todas las copias fueron conminadas al destierro de todos los países. Visité a Hans Krimer el verano pasado. Reía, congestionado, y compilaba alas de mariposas. En esa colección estaba el influjo de la magnífica memoria de un fauno que es la memoria de Dios, poco más o poco menos, aunque a la altura de los infinitos, las cosas tienden a igualarse. Las primeras palabras que dijo fueron de aprecio inútil. Las segundas eran sobre su película. "Se siente el vértigo". Le dije que eran veintidós horas (aproximadas). "La belleza está en el transcurso. He sabido de gente que se muere, gente mayor, y lo último que ve es un estereoscopio. Pero esos, solo lo que mueren al principio y al final de mi película. Hay otros. Hay partos, por ejemplo, muertes mínimas. Hay de todo mientras pasa mi película". Le dije que si (por decir) y le dije que estaban pasando cosas. Me dijo algo que no entendí, pero en realidad quería decirme que siempre están pasando cosas. Nos despedimos pero mucho después.

Fin

domingo, 8 de agosto de 2010

La posibilidad de una posesión

EL PRIMER ARGUMENTO PARA LA EXISTENCIA DE UNA ESENCIA ES EMPÍRICO Y NO TIENE ORIGEN ARIO

Las líneas que lo componen son menos perfectas y hasta permiten la entrada del aire en el vacío craneal. Tiene la ropa inexistente o tiene la ropa plana. En su composición se lee la mano de un precolombino y la astucia de un analfabeto, cuando el español no existía. Es la culminación de la historia de los universales: esas criaturitas borregas y angurrientas que vivían en cada individuo y los unían a todos con todos o a todos con uno. Su época de mayor exactitud y eficiencia orgánica estaría en lo medieval. En la era moderna, se convertiría en otra de las formas de la posesión. En la edad contemporánea, la incredulidad del abismo satánico los conminó a la inexistencia o a la negligencia informativa.
Quinientas y ocho horas como errantes no habrían bastado para que un grupo de licenciados en arqueología y otros que eran en antropología, dieran de una forma deliberadamente fortuita con el hallazgo de la primera fase del creciente paradigma científico. Necesario habría sido que sus cuerpos se vieran arrastrados hacia un foco de atracción que, indirectamente, hubiera ocasionado la comprobación de una Teoría General de las Energías. "Permanecemos muy conmocionados por el hecho. Es muy fuerte. Es muy fuerte. El hallazgo fomentaría estudios de campo en áreas de la cordillera más montañosa o donde el sol es más angular y gesticularía la posibilidad de una predeterminación absoluta. Es muy fuerte. Fuerte." es lo que ha expresado sobre las energías Stephanie y agrega que: "Si. Si. Y lo otro". Además, habría dos que se llaman Margaret y uno es Felipe pero le dicen Antonio. Actualmente, el grupo de investigadores plantea, con más entusiasmo pero con algunas dificultades argumentales, a quien corresponderían los méritos. El grupo de antropólogos ha diseñado con fribrón indeleble lo que sería una deducción categórica que tendría un carácter fundamental y otras veces esencial; a veces enérgico; también resulta patente, universal y brilla cuando se les pone la oscuridad y se les empaña la visión de las superficies (la visión científica):

Hombre es esencia
Esencia es descubrimiento
(con la conclusión en progreso; los científicos no ven en la oscuridad y hacen guardia de noche ante cualquier potencial ataque de la sinrazón o de una contradicción teórica)

El grupo de arqueólogos (bajo el lema "Hombres quedan pocos") estaría ofreciendo a los otros un metódico fruto de sus invenciones menos académicas comprendido por: tres refutaciones posibles para el origen de las especies, una fábula sobre el exterminio de cuatro faunas mitológicas con herencia precariamente desperdigada, administrada y derrochada en razas como la del coliflor y la del hipocampo (ambas de una inutilidad menos evidente que su deficiencia significativo-nominal); todo ofrecerían para obtener la gloria y amedrentar la fraudulencia esencial que los antropólogos pretenderían adjudicarle a su estirpe; también colaborarían con una ficción de Borges que arrojaría ratos reveladores sobre el tema del doble, con vistas en la cooperación de sus, recientemente parcelados como, "enemigos afines". Otros son potenciales insultos inmunológicos contra la sociología y la gramática generativista. Los antropólogos se negarían por sobra de tiempo. Por el momento, la prueba habría sido retenida por el Sindicato de Antipolución sobre las Partículas de DVD, organismo actualmente impropio, virginal y derecho, influenciado por la industria del Tocadiscos, la organización de gerentes de videoclub y La Antinomia es Buena (integrada por jubilados y Desocupados Desocupados). Esperarían a que el curso de acontecimientos se resolviera con un nuevo hecho de sangre que esta vez no los involucrase como Partidarios; si como mártires. Una breve gestión en la administración de significados acelerará la pretensión que los reúne en antológicas veladas en las que se comparten sueños de progreso intelectual, rimas del progreso o rimas de palabras latinas con germánicas, un curso de Esperanto; sobre todo, los reúnen noches de insomnio y espera inmortal. "Les sangra el estómago" dijo uno.

El universal, tendría una datación de la época de hace mucho, que comprende, con más justicia, la enfurecida participación en el drama de las túnicas (época clásica helénica). El argumento (o El Universal) estaría bien hecho en papel y tendría siempre una consistencia diferente, como tener una consistencia de hoy y después, una consistencia de mañana, y de variar en constitución. Su origen sería menos anterior que poético o fructífero o de la memoria. Algunos intervienen que el ser humano se habría liberado de su población en algún momento y que esto lo habría enfrentado con nuevas prácticas evolutivas como la libertad de prensa, la libertad de crecimiento y la bigamia inestable (a diferencia de las formas más estables y comunistas de poligamia). Otros suponen una ventaja de supervivencia y la complementa con una teoría de dominación de hombres sin apéndice (que reclama la posibilidad de "un mal menos para estos hombres" y una cruz más en un listado de potenciales defunciones; adjuntada, una lista de nombre célebres y dominantes como Gandhi, Dios y Galileo). Desventajas son frecuentes como en otros casos de progreso, como la pérdida del potencial de suspenso estético o fílmico ante la desaparición del telégrafo, el fax y la sobriedad.


Captura de un Universal de ser humano ("Esencia")



Versión libre por la esquizofrenia

domingo, 25 de julio de 2010

Un Espíritu (O Historia Natural de los Plagios a Uno Mismo)

"Hola. Soy Un Espíritu pero ustedes ya lo sabían porque respiro en Lucida Grande cada 2 (dos) Large de tamaño hasta que a las letras le pasan carbonilla y no tengo necesidad de apretar sobre "negrita" para justificar mi superioridad intelectual. También lo sabían porque este coso* es muy predecible y porque Leibniz dijo respecto de la lógica continuidad:

"Existen dos tipos de verdades: Las verdades de la razón y las verdades de hecho"

Y Leibniz SIEMPRE escribe así, aburriéndose en Times hasta matarse.

Entonces, así había dicho mientras saciaba su intelecto humedeciéndose los dedos de brandy o algún licor de esos que yo nunca probé (yo, Un Espíritu) pero que, seguramente, son hermosos para oler y hasta para sacudirlos desde una altura considerable que no supere mi altura de manera que uno no corra con el riesgo de mojarse la frente y bautizarse de brandy, iniciarse en una secta oscura con bolsas grandes pero angostas que cubren la cabeza pero no lo suficiente como para morir, uno, tragándose el aliento de ocho días y que es el verdadero culpable, de la muerte, pero que queda impune porque a la muerte todos la tienen entre ojo y ojo y porque siempre uno muere por culpa de otro, como por culpa de un sable, o por culpa de las desigualdades raciales o de la misma muerte que se puede resumir en "Ataques cardíacos" (como Leibniz dijo). Cierto es que mi altura no supera el metro cincuenta."

Así acababa el reinado de las palabras compuestas, la dislexia cognitiva, de las citas circulares, del oxímoron comulgante y del amor (y del terror). Muchos fueron los que se quisieron matar o quisieron adquirir una hipoteca en cuotas tras la agresividad lingüística del otro, del anterior, al que yo (Un Espíritu) suplanto. Porque así la gente iba sintiéndose entrometida, invasiva, insalubre o dudosa en este coso* así iba mudándose y se callaba porque eran muchas palabras y muchas frases y porque "terminaban en 'Así dijo'" o muletillas de esa estirpe. Es cuando uno como yo, Un Espíritu, debe tomar el control de la situación, ajustar las medidas, calibrar las válvulas y permitir que se desagüe el ambiente "con pérdida de energía, de manera que el caudal desaguado no dañe la obra de alivio o las laderas, acopladas a turbinas para reducir el golpe de ariete en la tubería de presión" (Soy Un Espíritu y recito con la ciencia cierta, el funcionamiento de las válvulas en las represas, de manera que se funde una ligera analogía con la descompresión de los medios saturados. Esto debe notarse, Un Espíritu sabe de la forma de las válvulas).

Soy Un Espíritu y he vivido los tantos años que yo mismo soy los años y que yo mismo mido el tiempo y que soy el que tarda o el que no viene, el que existe y el que todavía no murió, porque el tiempo no muere hasta que el último ser humano fallece, o hasta que el tiempo muere. A lo largo de mis latitudes se han matado, con el paso de mis latitudes unos se han enterado de la crudeza del mar, o de la crudeza del tiempo (de mi mismo) o de la crudeza de los otros hombres. O se han enterado del mar mientras otros siquiera conocían la costa y se morían en la selva hermética o se mataban en la playa errática a la que llamaban, fortuitamente αιγιαλός, pero nunca "playa" o nunca "costa". Se enteraban de un idioma o de la dialéctica que las piedras habían callado o habían escondido con la ayuda del tiempo. Todo eso me pasaba. Una vez discurrí sobre la dialéctica y sobre Sófocles con un hombre de ahora y con el mismo Sófocles. Otro siglo, participé de la causa de los solteros liberales, del lado de Emerson. Dos horas después, los nativos nos acribillaban con balas como lanzas (eran lanzas). Una hora antes, había escrito mis memorias. Ocho horas después, tomé a mi mujer por bruta y la llamé prostituta en un acceso de rabia. Veinte horas pasadas, retorné al campo y puse mis manos sobre un grupo de sangres consonantes, como esferas platónicas que rechazan el contacto. Antes de que muriera el día, besé a Emerson en los labios. Dos siglos más tarde, me maté. Dos días después me vinieron diciendo cosas del espanto y del sueño y la vida, y bebimos botellitas de licor, de un trago y sin respirar. Una vez uno me llamó falaz y me dijo que "no existía", me disculpó por el resto de la humanidad y yo matado o voluble pidiendo perdón por no saber griego. Otro día me enfrentaron y me supieron expresar la incapacidad de ser yo al que le pasaban todas estas cosas (por mis rasgos de "Tiempo") y, al mismo tiempo, ser yo el que hiciera mis propias acciones. Les dije que "Emerson aquella vez, en verdad, en verdad les digo, se besó con toda la humanidad". Me perdonaron ellos también y al día siguiente crearon la metafísica. O se enteraron.

Así llego hasta estos días. Miren, miren como me ofrecieron el don de la parodia y así preludié esta entrada en este coso* con una cita narrativamente indecente, pero más inútil que hermosa o ágil o crítica. Así, miren, como puedo parodiar al otro, al anterior, al que suplanto. También puedo hacer esto: ºªº. O puedo hacer una lista de cosas hermosas y puedo configurar una serie de adhesiones a causas particulares:

1- Puedo empezar diciendo la supremacía artística de Tom Cruise quien, definitivamente, no habla sus libretos como si fuera un "analfabeto latinoamericano de la era de los maniqueos nacionales, leyendo en ruso" o como si "ayer se murieron todas las gracias del planeta y todos los hombres susceptibles de utilizarlas, menos una pero ya no tenía gracia". De esta manera, como pueden ver, empiezo con el olfato de parodiar al otro, al anterior, a ese Idealista.

2- Puedo continuar mi lista, entonces, con una negación de otra suscripción que el anterior (el hombre al que reemplazo) habría ejecutado con negligencia (según lo que creo negligente, claro). Entonces escribiría que: "Contrario, completamente, a la adhesión que el otro formulara de esta manera (y entonces detallo la adhesión que el otro formulara):

Y tal como dice Tucídides: Ellos son osados, intrépidos (...), vosotros (los espartanos)
sois cautelosos y no confiáis en vuestro poder ni en vuestro
juicio, (...) vosotros las odiáis (?) (...), vosotros no, (...) vosotros, (...) vosotros (...).
Para al fin agregar, Tucídides, con aire de consubstancialidad: "Los espartanos
son todos unos frígidos"

No puedo, a diferencia del otro (al que reemplazo) vindicar esta demostración de la alternancia de melosidad jactanciosa con hemorragia de escrúpulos, por lo tanto, la niego en otro de los dogmas de mi lista que aquí terminaría, en este punto (aquí:). (<---Ahí)

Puedo hacer muchas cosas. Como por ejemplo: puedo seguir parodiando al otro. Ahora puedo repetir algunos dilemas coronados al grado de existenciales, sabiendo, primero, las cualidades lingüísticas del otro, del anterior, del Idealista y repitiéndolas como deletreando cada palabra y pensándola hasta que se desmiembran los brazos, las piernas o las ramas. El otro, el de antes, decía muchas cosas y no decía nada. Manejaba la técnica de tomar la parte por el todo o de tomar ninguna parte por la parte y por lo entero. Utilizaba el recurso de la perífrasis eterna. Sus maneras de decir al perro iban desde el simple nombramiento "perro", a la enunciación indirecta: "cerdo, gato, mamífero" (eso es un perro). Otras veces podía desatarse el dilema y entonces no era este perro el mismo perro de otro texto. E incluso las formas del perro podían variar de un párrafo a otro, perdiéndose alguna pata o incluso el mismo perro. De esta manera, se prevenía utilizando el tecnicismo y la injusticia linguística que resumía en dos palabras dichas a contraluz o en penumbras y a la hora de la siesta: "¿Por qué decimos "Sonrisa", decimos "risa", pero tenemos que andar de un lado a otro para definir la "sonrisa en una boca con amalgamas dentales"?". Así, el otro, pedía que cada concepto tuviera su propia palabra y así terminaba el discurso diciendo que "osteometalloiinfectumrisaP" (en donde P es el artículo indefinido) significaba, en un ejercicio tedioso, la "sonrisa en una boca con amalgamas", que antes hubiera sido desdichada y hasta sin tecnicismo propio. Así o en griego.

Entonces, podemos seguir en ánimo de parodia hacia el otro, hacia el Idealista anterior (el de antes) decir que las preocupaciones ideo-geógraficamente (tecnicismo) más recientes, sabiendo ya que los ríos universalistas de la parábola se han secado (Referencia filosófica), se reúnen en el dilema de las "Patas de la mesa" o de las Mesoiinfectumpaton (término específico). De manera que uno, cualquiera, podría preguntarse "Si la famosa metáfora de los valores de la Italia de entre-guerras dicen que para prevenir el contacto de un cuerpo con un estado indeseable pero nominal, lo que se debe hacer es acariciar el lomo de alguna madera sin patas... ¿Pueden tocarse, para prevenirse de un imperecedero estado futuro, o para evitar que mis cachorritos se mueran o que Dios me escuche, pueden tocarse(repetición de las primera palabras) las mismas patas de la mesa, ya que son patas en si mismas y no poseen patas propias (elevación metafísica del mensaje)? Así uno dice. Entonces este dilema convencional hace estragos y la gente se muere o se mata o busca sogas de material resistente para ahogarse en un ventilador o en un objeto de alguna altura. Pero otros aún más deprimidos no tienen la altura necesaria y entonces no pueden llegar a colgar la soga desde alguna altura y entonces se matan(Dramatización del estado global). Como yo, que no llego al metro veinte o que estoy veinte metros abajo de la tierra (Un Espíritu e Idealista Empedernido están creados por contraste). O yo, que prefiero al espartano antes que al famélico e indestructible e incolgable Ateniense (Un Espíritu e Idealista Empedernido difieren en valores morales...

¡¿QUIÉN HABLA AHÍ?!...
¡No! ¿Quién habla allí?...
Un Espíritu, ¿allí?...
Uno...
¿Quién?...
Otro... El mismo que escribe
¿Escribe?
El mismo que habla. Hablamos.

)

*Coso en el original: Blog

martes, 16 de marzo de 2010

"Obras Completas" Un Espíritu

"Tales son los usos de la ambigüedad corpórea. Cuando no me busquen, ahí estaré. Cuando me busquen, también. Cuando me necesiten, estaré con algunos reparos referentes al reembolso de gracias santificantes. Cuando observen pasar el mundo ante sus ojos (observen pasar) el mundo ante sus ojos (hagan el mundo a los ojos)... Estaré. Estaré también en los recitales internacionales, en las juntas directivas de un consorcio hotelero y en las playas del sur de Bolivia. Ahí estaré. Tales son las formas que adopta la ambigüedad corpórea. Y que cuando no esté, ahí estaré."

Idealista Empedernido durante la Conferencia sobre la "Conferencia sobre
problemas mundiales que deberían ser renovados"citando a
Un Espíritu en la "Conferencia sobre problemas mundiales que deberían
ser renovados (Y el helio atmosférico)"

...y eso es todo lo que puedo decir acerca de los matrimonios entre gente de cuerdas vocales gruesas y los trastornos degenerativos de audición. Pero en el rumbo de los trastornos degenerativos, es importante confiar alguna luz a la más reciente publicación que algunas personas de algunos países estaban esperando. "Un Espíritu: Obras completas". Es quizás el libro más apto para una arritmia emocional y una migraña de felicidad de entre los libros de poesías, las poesías, los poemas y los decretos de necesidad y urgencia que se han publicado en los últimos tiempos. No contiene ninguno de los escasos escritos que Un Espíritu publicase hasta la fecha de mañana, pero es una recopilación de pensamientos que dos personas que lo conocieron hasta el bronco espasmo, supieron hacer y hasta, dicen los más avezados en la materia de la calumnia, intuir. Es entonces, una sucesión de intuiciones sobre la mentalidad de uno de los más grandes pintores sociales de las últimas décadas. Ayer por la noche sonó el catarro del perro mudo del vecino de la casa. Me trajeron el libro y lo dejaron sobre una alfombra como para que se congelaran, o al menos esta intención visualicé con apenas dos minutos de sueño de atrás y de mañana. No pude evitar pensar que esa era la facción de Un Espíritu y que tenía cara de "gordo, poblado, blancuzco y oliente". Esos adjetivos me parecieron muy acertados y me recluí en el sillón para imaginar (con mayor comodidad) el ruido de esa calificación que hacían sonar con la voz de la tradición. Estuve muy contento por esto.

El libro está dividido, tímidamente, en sub-libros. Pero estas categorías están seguidas por una invitación al "olvido de los sub-libros, según usted acuerde". Yo acordé encantado.

Ya en los primeros relatos, la naturaleza atrevida de la pluma sale a la luz, y me río un poco pensando en como sonarían estas letras ejecutadas por un grupo de neo-avant-prog-folk (revival) , pero después casi me mato de la emoción al recordar que Un Espíritu odiaba esas bandas "inmaduras" por considerarlas "amusicales". Esa es la capacidad neologística de Un Espíritu, que es también la sombra desperdigada en los subsuelos del imaginario colectivo.

El cuarto cuento trata de la muerte de un personaje que en realidad no existe ni siquiera en la ficcionalidad y de las procedentes investigaciones relativas al hecho que describe "tan sangriento como enigmático". El primer cuento no está y tal es la paradoja que Un Espíritu vierte con maestría. Me miro a mi mismo (a este fin me aproximo al espejo) y digo "Un Espíritu es el artista de nuestro tiempo".

En algún momento hay un cuervo en mi ventana y yo estoy muy feliz porque majestuosamente he adivinado la caligrafía de Poe en algunas líneas: dibujada hasta con cierta perfección que es la cifra de un dios. Mi agobiante costumbre de no leer los títulos me condena a la ignorancia. “Plagios”, así se llamaban esas líneas en las cuales había descubierto la caligrafía de Poe, la majestuosa caligrafía.

Sesgado por el alcohol, procedo a leer, del mismo libro, una novela de ochocientas páginas abarcada en solo cincuenta. Tal vez la influencia de Poe sea menos evidente aquí, porque se descubre simultáneamente la de Emerson, la de Dickinson, la de un viaje a la Antártida y la propia misma (que es un poco la de Poe). Pero más tarde el cuervo embiste y ya casi es una obviedad que el texto habla de un asesinato en medio de una boda que se resuelve con una ambigüedad escalofriante. Dos minutos y uno entiende que tal ambigüedad es el objeto del relato y los suicidios, martirios o congestiones que de esta puedan resultar. Adjuntadas, unas notas periodísticas acusan varias imperfecciones en la cuestión de la técnica narrativa. A lo largo de la novela de ochocientas páginas abarcada en cincuenta, personajes mueren para después vivir o un día son jóvenes y a la otra página o al otro año gozan de la insuficiencia renal. Y estas insuficiencias solo puede adjudicársele a un viejo. O están casados y después son monjas (casadas). Todos estas inconsistencias en la trama que algún iluso podría llamar “inconsistencias en la trama”, no son más que un estilo del que Un Espíritu abusa en la supremacía del efecto por sobre la coherencia. A unos pocos kilómetros, en un apéndice, se sintetizan algunos debates pretéritos con motivo de las insuficiencias renales en la juventud.
No puedo evitar sentir el manotazo en la puerta y yo vuelvo a estar feliz porque Un Espíritu escribía un poco bien y porque adiviné que es alguno que hace encomiendas, el que está golpeando en la puerta. El hombre de las encomiendas me dice sobre mi perro que le come los geranios y yo no puedo hacer menos que mirarlo un poco y decirle “adiós vecino”. Se va a su casa. Dos horas después aparece el verdadero hombre de las encomiendas con una nota de parte de un amigo en letra roja:

“Todo es una parodia”

Así reza la nota de mi amigo, ilustrada en rojo para que uno conozca su terror.

Una vista flaca por sobre los espacios más invisibles de mi habitación hasta ver el libro, el libro de Un Espíritu cayendo con el peso de sus veinte mil volúmenes resumidos en uno, cayendo así contra la mesa de una madera que no se dice porque todas las maderas ya se dijeron mucho. Ese libro resulta ser una parodia, según lo que mi amigo (¿roble? ¿pino? Es inútil). Sus obras completas no pueden ser una parodia. Pero pueden.

La lectura del volumen continúa con una historia cuyo desenlace se produce en la eternidad y con cada verbo y cada acción y cada rasgo facial prologado por un "eternamente" que le confiere el carácter simultáneo a la obra. A los ocho verbos he concluido que la muerte es un horror. El argumento del siguiente relato no importa demasiado, su verdadera característica consiste en la incoherencia de la numeración de las páginas, que ofrece un efecto de "infinidad" que a uno lo asusta. Uno lee la "200", para pasar a la "300" o, aún peor, a la "500" o a la "10", de modo que debe volver a la "primera página 10 que ya se leyó", para descubrir que "El canto del canario sobre las termópilas (Canción de Jerjes)" tiene una nueva resolución relacionada con cerdos y hemorragias. A partir de allí, la ejecución es más vaga e inabordable.

Un último segmento me hace llorar. "Epitafios" es, como su nombre parece indicar, una recopilación de epitafios. "Al más invencible" reza uno. "Vividor hasta la muerte (hasta el cedro del cajón)" reza otro. Un último, es un sistema de enumeración de prostitutas usufructuadas, abordadas o enamoradas en vida "para los honores del difunto". Finalmente, una recopilación de poemas breves (y capaces de ser omitidos) y frases célebres. De ellas, las menos olvidables:
"¿Quién quiere negros habiendo tanto cine hollywoodense?" (Un Espíritu en la conferencia "¿Por qué negros?")
Otras pertenecientes a su colección personal en hojas oficio blanco mate:
"El comunismo es una forma de la mediocridad"
"El capitalismo es una forma de la mediocridad"
"La mediocridad bienintencionada, es un don"
"La democracia basada en el poder de unos pocos. Esa es nuestra idea de gobierno."
"Llámenme circunciso, pero es preciso economizar la cultura."
"¡Oh, madre Rusia! Es necesario felicitar al pueblo ruso. Y, además, es muy meritorio."
"Si, querida."

Al finalizar, supe que mi amigo tenía razón. Era una parodia, una parodia de todos nosotros, ¡artistas del hambre! ¡artistas de la perspicacia! ¡de la vanguardia! Y todo por ese sinvergüenza de Un Espíritu que yo creía tan abstracto y tan "sombra desperdigada por parte del imaginario colectivo", tan "idea per otro", tan "analogía de las culturas dominantes y de la etnografía estructuralista". En cuanto a mí, esperaré por su, aún más exitosa, secuela.

viernes, 12 de febrero de 2010

Come on! Sing with me

"Estaban interpelando a mis amigos. Estaban interpelando a mis amigos. Estaban interpelando a mis amigos y por un momento no tuve amigos pero después los tuve. Y después los tuve. Y después los tuve. Y era unos cuatro centímetros. Y era unos cuatro centímetros. Y era unos cuatro centímetros de veinte metros cuadrados repletos de narcisismo, interpelando a mis amigos. Oh, oh. Está interpelando a mis amigos. Con su narcisismo, con su narcisismo. Está interpelando a mis amigos. Oh, oh, a mis amigos. Oh, oh. A. Mis. Amigos. Amigos. Aunque ellos fueran, mis amigos, fueran otros y no un brazo o una pierna o un muslo dentro de la variedad vital que esconden. Los cuatro centímetros. Narcisistas. Oh, oh. Que están interpelando a mis amigos. Ya no. Es tan. Narcisista."

Miraban. Escuchaban. Se querían morir o se querían preocupar pero antes otra cosa que se olvidaron por el desuso y que no existía. Era como hacer cosas que no existían. Pensarlas. Por el olvido. Preocupados por los Sistemas Públicos de Interpelación.

"Oh, oh. A mis amigos. Están. Interpelando. A. Mis. Amigos. Me acerco e interpelo. A los cuatro centímetros. Le digo. Le digo. Que está interpelando a mis amigos. Oh, oh. A mis amigos. No me contesta. No me contesta. No me contesta que está interpelando a mis amigos. Pregunto. Pregunto. No me contesta. Tiene un arma. Tiene un arma. Tiene un arma entre las manos. El arma. Me advierten y abro las manos. Yo tengo el arma entre las manos. Oh oh, y mis amigos morirán. Están interpelando a mis amigos."

Cómo estábamos cerca, escuchaban con perfección y le iban dibujando alguna nota en las cejas y en los labios

-¿Qué dice?
-Canta
-¿Esta es una canción?
-Es LA canción. La escribí.
-La cantó mal.
-¿Entonces no hay interpelación?
-Puede que si.

Se miraron consternados o despreocupados. Yo no los miré porque estaba llorando y uno cuando llora no mira. O es una mirada que no cuenta. Y menos con estos anteojos que uso que son anteojos "como cualquier otro".

-La cantó mal ¿Vos escribiste esta canción? No parecía. Creí que estaba relatando.
-Lo estaba. Y si, yo escribí está canción durante un soleado.
-La cantó mal.
-¿Estabas preocupado?
-Si. Cuando habló de la interpelación pensé que en cualquier momento podría venir alguien y preguntarme acerca de mis motivaciones, las que justifican que esté acá.
(Se ríen)
-No hubieras sabido que decir (Se ríen) Si. Era una canción.
-Está muy bien.

Se alejaron los que escuchaban y pensaron que estaban muy tranquilos. Era una canción y no eran tantas palabras como las de decir que "cantó mal" o que "está muy bien". Se fueron y estaban tranquilos. Al que cantó, no lo volvieron a ver. Estaban tranquilos.

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Traducí esta nota al Esperanto aquí
Y leeme mientras ni siquiera entendés el significado individual de las palabras.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Si esto fuera magia, este posteo podría haberse llamado "La magia de Miles Davis", pero se llama "si esto fuera magia..."

Miles Davis es uno de esos nombres que se escuchan hasta en ausencia del oyente. Miles Davis, compositor, músico de Jazz. No quiero pecar, no, no quiero, (lo escribo con una mano y la otra, paralelamente, acaricia el lomo de las sagradas escrituras), no quiero pecar de formal, pero Miles Davis es la suma de unos discos, Miles Davis es 183 álbumes según el registro de RYM: ( y RYM es un registro cuidadoso que gente sin nombre y de respiraciones presuntamente esporádicas hace: ) cuarenta mil usuarios, dividido en etapas de su carrera, nueve según Wikipedia, signadas por una discográfica, por elementos constitutivos de la música, o por un color. Con o sin John Coltrane en el saxofón. Miles Davis nació en 1926 y

Se trata de una de las figuras más relevantes e influyentes de la historia del jazz

según Wikipedia. Trompetista, afinidad por la fusión y el bebop. Oriundo de Alton. De madre música. Miles Davis (John Coltrane en el saxofón) creador del sextet y el quintet. Miles Davis, con una ferviente preocupación por la estética de las drogas duras tales como... como, claro... Miles Davis es, (y no quiero pecar de insensato o subjetivo pero) uno de los genios de la música del siglo pasado, y es un gran logro considerando que nació en 1956 o en 1936 o en 1926, Miles Davis es una suma de unos cuantos álbumes (según RYM son... ¿?). Uno de esos nombres que se dicen hasta en ausencia del escucha. Y suelo ser reticente a esos nombres, pero un día se alinearon los planetas o el teclado cobró vida propia (en una inédita conspiración con El Mouse) y fue penetrando páginas, dibujando preguntas, deletreando pedidos. Y no es que quiera pecar de congruente o exacto, o concreto (nada es concreto en Internet, ni siquiera el ruido de una restricción, o el alerta de una peste informática) pero debo decirles que es por eso por lo que no tengo Anti-virus y que, además, el teclado, en su paroxismo de baile negro estadounidense de fines de los sesenta, a tal ataque de vigor le sumó un "+ Mediafire" y entonces "Miles Davis" (John Coltrane, saxofón) estaba en mi pc, porque un extraño me lo ofrecía. "Kind of blue", (ahora mismo termina "So What") "Kind of blue" estaba en mi máquina. El amor a primera escucha no existe, pero creo que en esa tarde gris que a la computadora no le interesaba, y a Miles Davis (John Coltrane, saxofón), a Miles Davis tampoco, en esa tarde gris lo inventamos. El órfico despertar de mis zapatillas y el siseo del taco contra el suelo, me provocaron una risa, y yo estaba un poco feliz porque Miles Davis (John Coltrane redefine el concepto de eco, John Coltrane, Saxofón) estaba archivado en mi computadora y además sonaba, por unos parlantes que el teclado se encargó de prender. De técnica no se nada, pero basta la belleza, que a veces es una fracción de segundo, la mitad de la nota y la deducción de las siguientes, y otra nota y la subsecuente confirmación de las siguientes, y a uno le sobran endorfinas en el recipiente, entonces no hay razón por la que cuidar de las medidas que se están bebiendo. La estética de Miles Davis (trompetista, murió a los 65 años) es perfecta. La ejecución es menos lenta que múltiple, porque la magia que guarda él, o que pulsa Tortoise, o que guarda la percusión en Can (o en grupos más recientes como Boredoms), es una multitud de sonidos que no se oyen, ni se emiten. Se intuyen. Es la sumisión del inconsciente a una experiencia menos efímera que milagrosa: la experiencia de sentir que, más allá de la canción que se grabó en el cd, hay una gama de sonidos que se desprenden como por intuición o, en un sentido muy estricto, como por "método de deducción de implicancias lógicas". Y entonces uno no sabe si el simple pensamiento respecto de estas materias del intelecto, es un plagio y entonces prefiere acallar las notas con otra composición (ahora suena "Blue in green") o si este pensamiento, estos sonidos que se multiplican con el verano de la aracnofobia, uno sabe si estos sonidos son de la propia autoría de quien los escucha. Ni siquiera se sabe si el que está al lado puede compartir este festín de sonidos encasillándose en una construcción enclenque que poco a poco toma la forma que el sol le confiere. Si, así digo yo, Miles. Tócala de nuevo, porque yo te conozco ese piano (ahora muere "Blue in green", pero, ¿leen lo que escribo? lo sigo escuchando). Es

un millar, un conglomerado de brevísimas ejecuciones ¿Las oís? Claro que si, si tienen que estar dispuestas ahí desde el primer pensamiento, técnicamente calculado su momento, humildemente insertado. Consciente, siempre concientemente. Es el eco que va multiplicando "Blue in green" (que ya terminó). Sentate. Vos no sos Miles Davis (más de treinta discos a la venta) y vos si que estás pensando en la infinidad de gotas que esperan a que pongas un pie afuera de mi casa, para descocerse de un entramado que ni siquiera ves porque han fijado las nuevas leyes de la perspectiva (repasas el manual orientador con la perfección del heresiarca) y a nosotros nos parece un acometido barbárico. Ser diminuto cuando nos separan dos, cinco, ocho metros, y entonces las gotas aparecen potenciales hasta la inexistencia. El teclado perdió su sensualidad, para nosotros y para él mismo. De él no hablemos. Hablemos de lo que se escucha ahora. Sentate, no va a llover hasta que te indignes a salir de mi casa. No preguntes. Oí. No. Vos. Vos oí. Yo, incurriendo en la fatalidad del presente, yo ya lo oigo (Miles Davis grabó más de veinte álbumes de estudio). Oís. Y no es que de los once minutos de "All Blues", aún el parlante escatime en seis. Es que todavía siguen sonando algunas estrofas de "Blue in green", aún cuando murió hace cinco minutos. Me jura que oye, pero yo creo que algunas cosas las entendemos porque odiamos la privacidad del otro, e irrumpimos por lo que dejó de ser un pedido o una pregunta, y ahora solamente es una de las formas que tengo de jactarme: "¿Oís?". Lo jura. Le digo que se vaya, que tiene que llover. Andate, que tiene que llover. "Lárgate, que tiene que llover" (Lo carcelario del cinturón que me fulmina las costillas, también me priva de algunas locuciones del castellano) (Miles Davis, compatriota de algunos, compatriota, hijo de familia)

Ya pasaron dos meses. "Kind of blue" sigue en mi equipo, en la desprolijidad de lo que no entiendo (Miles Davis, tocaba de esos instrumentos que viven el impulso del aliento, vivió ¿65? años). Yo creo que nunca debería haberlo escuchado, nunca "Kind of blue", por estas consecuencias (que algunos supusieron "consecuencias indirectas") que yo supongo deductivas. Hace dos meses que "Blue in green". Hace dos meses que sigue sonando. Pero no es Blue in Green ("Kind of blue", DAVIS, Miles, 1959), son los ecos de ese pasado Blue in green. Es fácil de entender como para cualquiera. Bajaste un disco de Miles Davis, lo ejecutaste con la presura del inexperto y vos leíste, claro, que eran once minutos en los que distribuían las notas de Blue In Green. Once agraciados, constantes, justos y acatados minutos. Una persona te acompañaba y le tenía miedo a la lluvia. Bajaste la mirada y eran las diez y cincuenta del diez de abril, con Blue in green (de Miles Davis, aficionado al billar, que es una forma de la música concreta, LO EXIJO) habiendo venido en auxilio de mis apacibles oídos recien a las diez y treinta y nueve. No es tan difícil de entender. Se cumplió el plazo y seguía sonando. Y no hace a la resolución deste misterioso caso que la canción exceda los once minutos exactos y que ahora sean los segundos restantes los que siguen maquinando: ya pasaron dos meses y es un eco, ya no importa ni Miles Davis, ni la sequía climática en el norte, ni la relatividad del tiempo. Uno me dijo que era conveniente adoptar esas voces como el silencio del que gozan todavía algunos. Yo digo que el silencio empieza y termina en si mismo, en el silencio. Qué el silencio sale de adentro, de las cuencas llenas de los ojos (pero de entre los espacios intersticiales). Pero después están las notas deducibles de Blue In Green, que presentan una indiscreta metáfora de a variedad. Un día puede ser una muerte. Otro día un espejo, el mismo día la multiplicación y las leyes simples de la matemática financiera. Otro día son una mujer que no me mira porque no me atrae. Un particular día es la redundancia (de un espejo, o de una muerte o de una mujer). Una vez es la intimidad y eso significó un alivio barato que se disipó en horas. Ni la homeopatía ha curado este mal, ni la astrología ha predicho una cura homeopática. En algún momento me río solo (el único que me escucha es Blue In Green), me río por la paradoja del silencio en el que guardo conmigo mismo esta vasta cantidad de sonidos ruidosos. Hace dos meses que no duermo. El señor F. me hizo presente, ayer, en su despacho. Me amenazó con el despido, con una daga y otras algarabías de la muerte. Lo que más me asusta de aquel hecho que se volverá rutinario, es la soledad que avendría con la pérdida de trabajo.El señor F. comunicaría al señor P. de mi mala conducta laboral. El señor P. a los señores K. y J., que tan vecinos son entre ellos. Y así me negarían cada puesto laboral y mi soledad se haría más patente, mi soledad con Blue In Green. El señor F. ha preservado siempre una conducta intachable, despacha los sobres con la habilidad de Mercurio y tiene dos hijos, cuatro nietos, una esposa muerta, una esposa viva y una amante. Yo creo que me permitiría el empleo por algunos meses más. Cuando llegue el momento, me despediré, alquilaré un bote y me perderé en alta mar, en donde nadie conoce a Miles Davis. Un amigo se atrevió a pronunciar la idea de que solemos profesar la identidad de dos distintos a partir del efecto que causan, siendo tan afines a las leyes de causalidad. De tener razón, la situación se resolvería con el silencio jugándome una mala pasada, después de haber conocido las suertes de Kind of Blue y con el insoportable mutismo que me reclama escuchar a Miles Davis. De cualquier manera, el suplicio es Blue in Green. (Miles Davis, . . . )

jueves, 21 de enero de 2010

El tiempo libre sangrando, muriendo y pidiendo "Auxilio, Divino". Divino no escucha


Mientras pensaba ciento treinta y dos variaciones diferentes de morir sin ensuciar mi playera* (en secreta y horrorosa colaboración con las películas de George Romero), recordé, milagrosamente, que, hacía mucho tiempo, me había propuesto con harto entusiasmo hacer valer los derechos de los jóvenes y las bondades naturales del prejuicio, con un gráfico de esos en los que prevalecen las etiquetas llenas de gracias. Todo para demostrar que la capacidad de vergüenza propia es inversamente proporcional con respecto a la edad; y la edad, a su propia Vez, inversamente proporcional a la vergüenza ajena. La propia Vez de la edad me pareció muy impropia y me morí o me horroricé o me dormí. Fui un poco feliz con este caudal de cuestiones que se presentaban de manera inédita por debajo de mi calavera y que me revelaban nuevas ocupaciones. El culmen de la eternidad inmóvil, el culmen de la felicidad de museo, llegó cuando pensé que para poner en marcha este último proyecto, podría utilizar uno de esos complementos de Microsoft Office que siempre leo por arriba pero se que existen y se llaman PowerTronicNintendo. Después, no quedaba más que intuir que la hora de la carne pálida** sería antecedida por un golpe metálico y sinfónico de reloj, y que ese golpe era más inminente de lo que pensaba. Pero eso lo intuí cuando recordé que otra cuestión esperaba de mi ejecución: tenía que obtener, de cualquier manera posible, el soundtrack de Los Sims y, tras unos sofocantes minutos, decidir cual era la canción más depresiva. Demasiados pensamientos y un tiempo demasiado completo y demasiado real, mis cuentas pendientes me iban acelerando los días. Súbitamente, una taza de café con leche descendió del cielo y se encendió porque dijo "tú eres el apóstol de la vida", y yo casi creí que me moría. Dediqué el tiempo restante a eliminar de mi mente, el momento en el que eliminaba de mi mente, la acción de eliminar de mi mente los minutos anteriores a La Venida del Café con Leche, y lo llené con arena.

Y cuando pensaba que mi mente aparcaría* su motivo angélico y me concedería, en forma de monedas de oro, unos minutos de descanso, en ese momento entendí que todavía existían otros temas que necesitaban de mi intercesión. Como decidir cual de los siguientes comerciales* es más bizarro.

La cruz de la plegaria. Nunca antes, usted gozó del milagro de un cilicio de bolsillo.


"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, así empieza una de las más importantes plegarias del cristianismo. Y ahora, está plegaria podrá estar siempre cerca de tu corazón (Eso queda a la izquierda) con la "Cruz de la plegaria" de colecciones Montebello. Esta cruz esconde ¿durazno? (¿wtf?) una piedra secreta que, a contraluz, revela el "Padre Nuestro", entero, delante de tus ojos (Ver para creer) ¡Observa a la gente sorprenderse por primera vez ante esta mágica experiencia! (Me asombra la capacidad argumentativa, "Vos, no-cristiano, debes adquirirla si te excitas como un impío ante la cara de sorpresa de tu prójimo") Esta cruz utiliza cristal auténtico y una fidedigna roca austriaca (Subliminalmente adorable), creando, no solamente una magnífica pieza de joyería, sino también un importante accesorio espiritual (claro porque "lo material para lo espiritual"). Cuando lo colocas ante la luz, (bla bla bla), aparece instantánea y milagrosamente (sic) la plegaria a nuestro señor. Disponible en tamaño para adultos y para niños (dejen que los niños vengan a mi), es un excelente regalo para cualquier ocasión. Cada una de ellas viene con un certificado de autenticidad (¿Indulgencia plenaria?) y una hermosa caja (Si, un de esas me vino con mi lapicera Paper Mate, pero tampoco por eso hice un escándalo)... bla bla bla... Pascuas... Navidad... Jalea..."


Listen Up!

"Cuando pensaba que me estaba perdiendo de algo, cuando creía que el mundo era una bola de grasa distante que no entendía mis comentarios, di el gran paso que todo hombre da en algún momento de su vida: Hice un curso de Geología, Mejore mi gramática y adquirí Listen Up!, el amplificador de sonido."

Idealista Empedernido al ser interrogado
respecto de la quema de pastizales con
música de Pipo Pescador, de fondo




" '¿Puedes apagar la televisión, por favor?'
¿A veces molestas a otros mientras miras televisión? (La típica pregunta de apertura. Love it)
'¡Eso no debe estar tan fuerte!'
¿La gente te pide que bajes el volumen?
Ahora, tienes Listen Up!, el amplificador personal que te permite subir el volumen para ti, sin tener que subirlo para los demás. Cambia el sonido normal, por sonido extraordinario. Es más pequeño que una tarjeta de crédito (¿Y eso?), y es tan poderoso, que puedes escuchar la caída de un alfiler (Mi gran problema, después de la quema de pastizales) o escuchar una conversación a 100 pies (¡WOW!) de distancia (Apología del hostigamiento sexual o la violación de la privacidad)
(Una anciana escuchando...) '¿Conociste a los nuevos vecinos?' '¡Si!' 'Yo lo conocí a él, parece agradable' (Este es el tipo de información que Facebook o la CIA recoge)
Sólo colócate los auriculares y sube el volumen. Ahora puedes ver televisión de noche o escuchar música, sin molestar a nadie ¿Siempre quisiste escuchar conversaciones lejanas? ¡Ahora puedes hacerlo discretamente!
(Uno ejercita sus músculos-de-brazo mientras escucha a unas muy distantes señoritas...)'Tiene buen cuerpo, ¿no?' 'Es muy lindo'.
Úselo en eventos deportivos o para escuchar los tranquilos sonidos de la naturaleza (Ahora si, creo que necesito uno). Jamás se perderá una palabra en Lecturas (?), Películas (Que están viendo en la casa de al lado, claro), Shows, ¡o incluso en la Iglesia! (Nunca nadie entendió el latín. Ni el castellano pastoral) Es una buena forma de cuidar a los niños (Capta el sonido de cualquier ser humano, incluso el de un violador)... bla bla bla"

Al terminar este tipo de comerciales, solo se presenta una última duda: La anciana del segundo 36 ¿Estaba revisando la correspondencia* ajena? ¿Fue el Quijote de la Mancha el primer viajero del tiempo?

Gráfico que intenta justificar mi tiempo libre y la teoría de las vergüenzas




La flecha azul demuestra que las personas que se convierten en espectadoras de un comercial de Tv Compras, pueden mantener sus altos estándares de "Verguenza" de por vida. Claro que en un nivel menor de aquel que tiene un adolescente normal, debido a la tendencia sociópata de estas personas de alistarse en el ejército o en Green Peace. Esa es gente sufrida.




* Uso del español neutro para fomentar la visita de todas las razas latinoamericanas*** Más información aquí
** La playa fue un perfecto lugar para ensayar nuevas metáforas
*** Cuatro palabras que conducen a una única anotación, eso si que es nuevo.