lunes, 23 de mayo de 2011

Visita o paseo por la última vida de Agné Hamad y los hechos de sangre que ella provocó

Ingenioso es, por ejemplo, lo que habría especulado Agné Hamad, antiguo especulador. Hombre adquirido en cuotas fáciles por los fantasmas del "Arte por el arte mismo", fantasmas alineados todos en la serie "Producción por la producción". Los miembros de esta serie serían incapaces de mantener un diálogo limpio con su conciencia y de resolver sus delirios solo internamente, y por eso es que ya han eliminado* toneladas de actuales baratijas y de lápices, tarjetas navideñas y papeles que ellos mismos produjeron, para que entonces se les permitiera protestar por cosas de la tala indiscriminada... que ellos mismos continúan practicando para que entonces se les permitiera protestar. El proyecto de Agné es distinto y casi no ha provocado la parcial deforestación de "un bosque a las afueras", al que, los alineados en la serie "Producción por la producción", nombran de esta manera ambigua para ocultar el caso análogo de otros tres bosques de las afueras. El primero de los bosques, incluso, sería inventado. Agné Hamad es nuestro hombre. Intenta ocultarlo, pero sus padres son árabes y tienen sueño. Hasta hace unos días era un regular empleado pirómano en algún lugar y tal vez talaba árboles sin las precauciones necesarias para este trabajo de carboneros y peligrosos. Era alto, incompleto y uno tiene que hablarle en voz baja para que no se asuste. Ahora mismo nos observan dos ojos recortados por una caja que esconde su cuerpo de pertenencia. Esos son los ojos de Agné Hamad. Era poético pero tenía extraños conceptos sobre la rima y no era poético como era intratable. Todos estos regímenes de Dios ahora apenas se notan. A lo último era "otro hombre que sospecha que podría hacer mucho dinero con el sufrimiento de los niños, pero aún no descubrió el método". Este método es extranjero, negro y con patas de cabra, pero no es ni un africano, ni la muerte. Ahora, Agné, es quien descubre el potencial artístico de las entradas. Podría decirse que las entradas lo han vuelto al camino. Otros podrían reemplazar "camino" por "verdad". Yo prefiero terminar en "Ahora descubre el potencial artístico de las entradas". Seguirlo en Un Espíritu. El que va a morir, Un Espíritu. El imparcial por letal, Un Espíritu. El sobreviviente por imparcial, Un Espíritu. El letal por sobreviviente, y su nombre es explícito (TUYO ES, TUYO ES EL REINO). Un Espíritu es quien halló a Agné Hamad y estuvo sorprendido por lo que él llamó tres horas, que uno debe entender por tres siglos que nos sobreviven**. Lo llevó a un despacho y lo hizo suyo, para propagarlo entre los hombres. Lo nombró "hijo del tiempo", como Un Espíritu nombra a sus secuaces. Un extracto de la obra de Agné Hamad puede ser el siguiente:

Este (y no es esto)

Esta y otras obras también pueden ser encontradas en la "Galería actual de arte contemporáneo entre artistas recuperados". Un Espíritu la ha fundado con el sudor de su frente. Y por sudor, la palabra es dolor. La ha fundado para artistas revueltos o retornados de las malas influencias. ¡CONOZCA A LOS EX-CONVICTOS QUE PUDIERON HABER MATADO A SU HIJO, matándolo a usted! Y, tal vez, sáquese una foto con alguno de ellos. Observe las obras con pasión, o solo con un dejo de ironía que haga juego con el esquema general que Un Espíritu está ordenando en detrimento de los que miran con pasión, quienes serían "amanerados y televidentes". Mate a una de las obras, o cocínela al aire libre para invitar a comer a la gente. Siéntese sobre otra de ellas, o solo úsela como lo que realmente es: un tapete (Perdón: una constitución nacional de algún país). Invite a una obra de arte a tomar un café, o solamente coopere para otorgarle la ciudadanía. Consérvela como patrimonio nacional o deje de fomentar el embalsamamiento personal ¡Muchos otros verbos intolerables o extraños!...
encontré. "Pase, pase por aquí", una mujer de élite dice. La observo porque es más blanca y hay paredes. Ella no me invitó pero me invitó otro. "¿Quién lo invitó?", la mujer interesada. "La recibí. La invitación", mi respuesta es irrefutable; la invitación es para la galería y a mi me han invitado. Recibí la invitación. Un hombre anuncia un final inminente en la entrada de la galería. El final nos involucra a todos o solo a algunos, los que no murieron antes del final. Es "el hombre no irónico", una obra de arte viviente. Habla rápido: "¡Claro! Claro, piensan que pueden venir, simplemente, tocar a la entrada de mi puerta y destrozar mis margaritas. Piensan que tienen el derecho de observarme pequeños pedazos de la ira de Dios ¡pues nadie lo tiene! lo tiene que ser observado. Claro, ¡toquen a la entrada! ¿Querrían también pasar a beber ponche en mi sombrero y tocar todo lo que este estrictamente prohibido por reglamentación?" Esta última frase del hombre parecería molesta. Uno se echa hacia atrás para correr, pero entonces se da cuenta de que está al lado de lo que es el Hombre No Irónico, quien no conoce la ironía y, es verdad, a la última frase le falta el tono típico que él no conoce. Insistente nos pide que bebamos y que toquemos. No entiende la molestia de nosotros, porque no conoce la ironía y dieron por llamarlo "Hombre no irónico", una auténtica obra de arte: "Claro, claro, ¿POR QUÉ NO VIENEN A PERTURBAR EL AIRE YA CONVEXO? Vengan, perturben". Y habla en serio. Ese hombre, de verdad, no conoce la ironía.

Hacia el interior hay formas prohibidas del arte, formas análogas a otras bien conocidas en la realidad. Me fijé especialmente por Hans Krûger, un amigo del hombre, que expone aquí su serie: "Was he...?", serie ilícita que se propone interpelar a la sociedad, de raíz, sobre algunos tópicos más encarnados que habíamos olvidado y que, incluso, nos parecen nuevos o inventados por el curso natural de los hechos, prolijo curso. La primera fotografía pertenece a Ingmar Bergman y no fue tomada por Hans, pero lo justifica la diferencia etaria. O no. Su epígrafe es el siguiente: "Was he funny?". Otra es sobre un hombre. Reza: "Was he black?". Al lado me tengo para ver a Charles Manson con cara de Charles Manson (fue una cara inaugural). Una frase que dice: "Was he way too drunk?". Otro remite a Paz Vega, actriz, de quien se dice: "Was she better at being Penelope Cruz?". Acusador.

Otra serie es la de Hamad, pero no hace falta hablar de ella mucho más, que se exhibe por computadora y revela el misterio de la humanidad. Hay otras dos mujeres pero no son simpáticas y su arte es más bien proselitista, como el de los románticos que hacían proselitismo de ellos mismos. Hay una contusión, de repente. Es la mujer blanca del principio. Yo entiendo que deban sacarla a tomar aire y no entiendo que me saquen a mi también, pero son esos movimientos que suelen darse en los sueños, en donde los argumentos se completan, no por lógica, sino por cercanía. El argumento requiere que yo esté afuera y me sacan porque la mujer blanca ha tenido una contusión. Las obras de arte, la obra humana, está ocupada al interior, siendo humana y siendo arte. En la estampida me doy vuelta. No corro por mi, corro porque soy un espectador y todas las obras deben permanecer adentro. Y permanecen. El argumento se lo había deparado una película. Salimos todos. Cerraron las puertas. Adentro están los artistas, que son sus obras de arte, ex convictos que podrían haber matado a tu hijo y a los suyos, por matarlo a usted. Es en ese momento cuando prenden la chispa. Adentro están los que quedan, están por morir, todos y el fuego hace su trabajo en lo que fue la transmisión cultural. Miramos mientras la biblioteca de Alejandría arde. Al lado está un hombre, alto, con siseos y fruto de una guerra civil y un confinamiento, pero no quiere dejar que vean este pasado o cualquier otro. Es Agné. Lo miro y él debería estar adentro. No digo nada porque es seguro que esta vez quiere ser otro. Representa su papel hasta que el fuego consume la última obra. No es "El banquete" de Platón o cualquier otra cosa.


*Bellísima Grant sugiere que el verbo es: erradicar, como ratas. La RAE optó por: Expeler; pero la RAE no habla español: ¡habla Español! La película de Hans Krûger cuando lo recrea, recrearía el verbo "degollar" y la escena sería insultante.
**Entenderlo no puede ser difícil si se piensa que Un Espíritu vive ahora pero también tiene contactos en el futuro, porque su tiempo es el de la eternidad. Sus emociones serían extensas para los hombres y él, cuando morimos, sigue rondándolas. Esto ha solucionado haciéndolas también irrelacionales. Mientras está muy emocionado también le sucede algo que para nosotros sería provocado por la emoción: un contrato por derecho. La unión causal de estos hechos es estética y queda por parte del hombre, que no piensa fuera balas letales. Un asesinato de Un Espíritu dura tres años. La muerte no viene tres años después, viene al lado o incluso antes y la causa es solo una función del hombre, una función de pensar. Esto impide que el muerto siga vivo tres años después, o que Agné Hamad obtenga su contrato recién tres siglos más tarde, cuando ya esté muerto. No puede ser difícil entenderlo si pensamos que los animales han sido el mismo durante nosotros, los hombres, que hemos sido el mismo y que no morimos. Otro ejemplo puede ser el eterno retorno.