"Existen dos tipos de verdades: Las verdades de la razón y las verdades de hecho"
Y Leibniz SIEMPRE escribe así, aburriéndose en Times hasta matarse.
Entonces, así había dicho mientras saciaba su intelecto humedeciéndose los dedos de brandy o algún licor de esos que yo nunca probé (yo, Un Espíritu) pero que, seguramente, son hermosos para oler y hasta para sacudirlos desde una altura considerable que no supere mi altura de manera que uno no corra con el riesgo de mojarse la frente y bautizarse de brandy, iniciarse en una secta oscura con bolsas grandes pero angostas que cubren la cabeza pero no lo suficiente como para morir, uno, tragándose el aliento de ocho días y que es el verdadero culpable, de la muerte, pero que queda impune porque a la muerte todos la tienen entre ojo y ojo y porque siempre uno muere por culpa de otro, como por culpa de un sable, o por culpa de las desigualdades raciales o de la misma muerte que se puede resumir en "Ataques cardíacos" (como Leibniz dijo). Cierto es que mi altura no supera el metro cincuenta."
Así acababa el reinado de las palabras compuestas, la dislexia cognitiva, de las citas circulares, del oxímoron comulgante y del amor (y del terror). Muchos fueron los que se quisieron matar o quisieron adquirir una hipoteca en cuotas tras la agresividad lingüística del otro, del anterior, al que yo (Un Espíritu) suplanto. Porque así la gente iba sintiéndose entrometida, invasiva, insalubre o dudosa en este coso* así iba mudándose y se callaba porque eran muchas palabras y muchas frases y porque "terminaban en 'Así dijo'" o muletillas de esa estirpe. Es cuando uno como yo, Un Espíritu, debe tomar el control de la situación, ajustar las medidas, calibrar las válvulas y permitir que se desagüe el ambiente "con pérdida de energía, de manera que el caudal desaguado no dañe la obra de alivio o las laderas, acopladas a turbinas para reducir el golpe de ariete en la tubería de presión" (Soy Un Espíritu y recito con la ciencia cierta, el funcionamiento de las válvulas en las represas, de manera que se funde una ligera analogía con la descompresión de los medios saturados. Esto debe notarse, Un Espíritu sabe de la forma de las válvulas).
Soy Un Espíritu y he vivido los tantos años que yo mismo soy los años y que yo mismo mido el tiempo y que soy el que tarda o el que no viene, el que existe y el que todavía no murió, porque el tiempo no muere hasta que el último ser humano fallece, o hasta que el tiempo muere. A lo largo de mis latitudes se han matado, con el paso de mis latitudes unos se han enterado de la crudeza del mar, o de la crudeza del tiempo (de mi mismo) o de la crudeza de los otros hombres. O se han enterado del mar mientras otros siquiera conocían la costa y se morían en la selva hermética o se mataban en la playa errática a la que llamaban, fortuitamente αιγιαλός, pero nunca "playa" o nunca "costa". Se enteraban de un idioma o de la dialéctica que las piedras habían callado o habían escondido con la ayuda del tiempo. Todo eso me pasaba. Una vez discurrí sobre la dialéctica y sobre Sófocles con un hombre de ahora y con el mismo Sófocles. Otro siglo, participé de la causa de los solteros liberales, del lado de Emerson. Dos horas después, los nativos nos acribillaban con balas como lanzas (eran lanzas). Una hora antes, había escrito mis memorias. Ocho horas después, tomé a mi mujer por bruta y la llamé prostituta en un acceso de rabia. Veinte horas pasadas, retorné al campo y puse mis manos sobre un grupo de sangres consonantes, como esferas platónicas que rechazan el contacto. Antes de que muriera el día, besé a Emerson en los labios. Dos siglos más tarde, me maté. Dos días después me vinieron diciendo cosas del espanto y del sueño y la vida, y bebimos botellitas de licor, de un trago y sin respirar. Una vez uno me llamó falaz y me dijo que "no existía", me disculpó por el resto de la humanidad y yo matado o voluble pidiendo perdón por no saber griego. Otro día me enfrentaron y me supieron expresar la incapacidad de ser yo al que le pasaban todas estas cosas (por mis rasgos de "Tiempo") y, al mismo tiempo, ser yo el que hiciera mis propias acciones. Les dije que "Emerson aquella vez, en verdad, en verdad les digo, se besó con toda la humanidad". Me perdonaron ellos también y al día siguiente crearon la metafísica. O se enteraron.
Así llego hasta estos días. Miren, miren como me ofrecieron el don de la parodia y así preludié esta entrada en este coso* con una cita narrativamente indecente, pero más inútil que hermosa o ágil o crítica. Así, miren, como puedo parodiar al otro, al anterior, al que suplanto. También puedo hacer esto: ºªº. O puedo hacer una lista de cosas hermosas y puedo configurar una serie de adhesiones a causas particulares:
1- Puedo empezar diciendo la supremacía artística de Tom Cruise quien, definitivamente, no habla sus libretos como si fuera un "analfabeto latinoamericano de la era de los maniqueos nacionales, leyendo en ruso" o como si "ayer se murieron todas las gracias del planeta y todos los hombres susceptibles de utilizarlas, menos una pero ya no tenía gracia". De esta manera, como pueden ver, empiezo con el olfato de parodiar al otro, al anterior, a ese Idealista.
2- Puedo continuar mi lista, entonces, con una negación de otra suscripción que el anterior (el hombre al que reemplazo) habría ejecutado con negligencia (según lo que creo negligente, claro). Entonces escribiría que: "Contrario, completamente, a la adhesión que el otro formulara de esta manera (y entonces detallo la adhesión que el otro formulara):
Y tal como dice Tucídides: Ellos son osados, intrépidos (...), vosotros (los espartanos)
sois cautelosos y no confiáis en vuestro poder ni en vuestro
juicio, (...) vosotros las odiáis (?) (...), vosotros no, (...) vosotros, (...) vosotros (...).
Para al fin agregar, Tucídides, con aire de consubstancialidad: "Los espartanos
son todos unos frígidos"
No puedo, a diferencia del otro (al que reemplazo) vindicar esta demostración de la alternancia de melosidad jactanciosa con hemorragia de escrúpulos, por lo tanto, la niego en otro de los dogmas de mi lista que aquí terminaría, en este punto (aquí:). (<---Ahí)
Puedo hacer muchas cosas. Como por ejemplo: puedo seguir parodiando al otro. Ahora puedo repetir algunos dilemas coronados al grado de existenciales, sabiendo, primero, las cualidades lingüísticas del otro, del anterior, del Idealista y repitiéndolas como deletreando cada palabra y pensándola hasta que se desmiembran los brazos, las piernas o las ramas. El otro, el de antes, decía muchas cosas y no decía nada. Manejaba la técnica de tomar la parte por el todo o de tomar ninguna parte por la parte y por lo entero. Utilizaba el recurso de la perífrasis eterna. Sus maneras de decir al perro iban desde el simple nombramiento "perro", a la enunciación indirecta: "cerdo, gato, mamífero" (eso es un perro). Otras veces podía desatarse el dilema y entonces no era este perro el mismo perro de otro texto. E incluso las formas del perro podían variar de un párrafo a otro, perdiéndose alguna pata o incluso el mismo perro. De esta manera, se prevenía utilizando el tecnicismo y la injusticia linguística que resumía en dos palabras dichas a contraluz o en penumbras y a la hora de la siesta: "¿Por qué decimos "Sonrisa", decimos "risa", pero tenemos que andar de un lado a otro para definir la "sonrisa en una boca con amalgamas dentales"?". Así, el otro, pedía que cada concepto tuviera su propia palabra y así terminaba el discurso diciendo que "osteometalloiinfectumrisaP" (en donde P es el artículo indefinido) significaba, en un ejercicio tedioso, la "sonrisa en una boca con amalgamas", que antes hubiera sido desdichada y hasta sin tecnicismo propio. Así o en griego.
Entonces, podemos seguir en ánimo de parodia hacia el otro, hacia el Idealista anterior (el de antes) decir que las preocupaciones ideo-geógraficamente (tecnicismo) más recientes, sabiendo ya que los ríos universalistas de la parábola se han secado (Referencia filosófica), se reúnen en el dilema de las "Patas de la mesa" o de las Mesoiinfectumpaton (término específico). De manera que uno, cualquiera, podría preguntarse "Si la famosa metáfora de los valores de la Italia de entre-guerras dicen que para prevenir el contacto de un cuerpo con un estado indeseable pero nominal, lo que se debe hacer es acariciar el lomo de alguna madera sin patas... ¿Pueden tocarse, para prevenirse de un imperecedero estado futuro, o para evitar que mis cachorritos se mueran o que Dios me escuche, pueden tocarse(repetición de las primera palabras) las mismas patas de la mesa, ya que son patas en si mismas y no poseen patas propias (elevación metafísica del mensaje)? Así uno dice. Entonces este dilema convencional hace estragos y la gente se muere o se mata o busca sogas de material resistente para ahogarse en un ventilador o en un objeto de alguna altura. Pero otros aún más deprimidos no tienen la altura necesaria y entonces no pueden llegar a colgar la soga desde alguna altura y entonces se matan(Dramatización del estado global). Como yo, que no llego al metro veinte o que estoy veinte metros abajo de la tierra (Un Espíritu e Idealista Empedernido están creados por contraste). O yo, que prefiero al espartano antes que al famélico e indestructible e incolgable Ateniense (Un Espíritu e Idealista Empedernido difieren en valores morales...
¡¿QUIÉN HABLA AHÍ?!...
¡No! ¿Quién habla allí?...
Un Espíritu, ¿allí?...
Uno...
¿Quién?...
Otro... El mismo que escribe
¿Escribe?
El mismo que habla. Hablamos.
)
*Coso en el original: Blog